Litha , festividad del Fuego.

La importancia del dios solar en el sabbat del solsticio estival es clara como la luz del día. Es el día más largo del año, y el sol está en su momento más brillante y alto. Los adeptos a la brujería, como es lógico y natural, le rinden honor y le saludan en la cima de su ciclo anual, invocándole para “hacer huir los poderes de la oscuridad” y para atraer la fertilidad a la tierra. El solsticio estival es quizá el sabbat más festivo de todos, por cuanto se regocija en plena corriente de la abundancia del año, en el apogeo de la luz y del calor.

Sin embargo, el ciclo de los sabbats, incluso en la cúspide de su alegría, siempre tiene en cuenta lo que subyace debajo y con anterioridad. Como decían los antiguos griegos: “Panta rhei, ouden menei'»: “Todo fluye nada permanece”. Hcráclito,-c. 513 a.C.

La vida es un proceso, no un estado, y los sabbats de las brujas son esencialmente un medio de sintonizar con este proceso.

Así pues, en el solsticio estival, el ‘proceso’ se refleja en el otro tema divino, el del rey del roble y el rey del acebo. Es la fecha en la que el rey del roble, dios del año creciente, cae derrotado a manos del rey del acebo, su gemelo y dios del año menguante, porque el caluroso momento culminante del verano es también, por su propia naturaleza, el comienzo del reinado del dios del acebo, con su inexorable progresión hacia el nadir oscuro del solsticio invernal, cuando a su vez morirá en manos de un renacido rey del roble.

Mitológicamente, la muerte del rey del roble en el solsticio estival se manifestaba de muchas formas. Era quemado vivo, dejado ciego con una estaca de muérdago, o crucificado en una cruz con forma de T; y en tiempos remotos, el hombre que representaba al dios del roble era realmente sacrificado. A su muerte seguía un velatorio de siete días. Pero el rey del roble mismo, como dios del año creciente, se retiraba a las estrellas circumpolares, la Corona boreal, el Caer Arianrhod celta, esa rueda giratoria de los cielos que los antiguos egipcios llamaron ikhem-sek, ‘que no conoce la destrucción”, porque sus estrellas nunca se hundían en el horizonte incluso durante el solsticio estival. Ahí esperaba su también inevitable renacimiento.

Robert Graves sugiere que la historia bíblica de Sansón (un héroe folclórico del tipo rey del roble) refleja este modelo: después de haberle sido arrebatado su poder, es cegado y condenado a servir en un molino giratorio. (Podríamos sugerir que Dalila, responsable de su caída, representa a la diosa en su aspecto de muerte en-la-vida y que, al rebajarse a los villanos, el patriarcalismo hebreo olvidó o suprimió su secuela: que a su debido tiempo, en su otro aspecto de vida-en-la-muerte, ella sería destinada a ser la responsable de su restauración.)

Graves señala, también, que “Como en la práctica medieval, San Juan Bautista, que fue degollado el día de San Juan [24 de junio], adquirió los títulos y las costumbres del rey del roble, era natural que Jesús, como misericordioso sucesor de Juan, adquiriera los del rey del acebo… ‘De todos los árboles que hay en el bosque, cualesquiera que sean, el mejor decisivamente es el acebo’… La identificación del pacífico Jesús con el acebo o la encina debe lamentarse como poéticamente absurda, excepto en cuanto declaró que había venido a traer no la paz, sino la espada.” (La Diosa Blanca, pp. 180-1.) Todo sabbat de solsticio estival que se precie debe encerrar ambos temas relativos a los dos dioses, pues los solsticios son puntos cruciales en ambos casos. ¿Pero qué hay de la diosa? ¿Cuál es su papel en el drama del solsticio estival?

La diosa, como ya hemos señalado, se diferencia del dios en que ella nunca muere y ni vuelve a nacer. En realidad nunca cambia, sino que simplemente presenta diferentes caras. En el solsticio de invierno muestra su aspecto de vida-en-la-muerte, y por mucho que su cuerpo terrestre parece frío e inmóvil, da nacimiento al nuevo dios solar y preside la sustitución del rey del acebo por el rey del roble con su promesa de una vida renovada. En el solsticio estival, la diosa muestra su aspecto de muerte-en-la-vida; su cuerpo terrenal es exuberantemente fecundo y sensual, dando la bienvenida a su consorte, el dios solar, en el cenit de sus poderes. Sin embargo, sabe que se trata de un cenit transitorio y al mismo tiempo preside la muerte del rey del roble y la entronización de su oscuro gemelo (necesario, y por tanto positivo) .

En el solsticio estival la diosa baila su magnífica Danza de la Vida, susurrándonos, mientras lo hace: “Panta rhei, ouden meneii ”

El solsticio estival es tanto un festival del fuego como del agua, siendo el fuego el aspecto del dios y el agua el de la diosa, tal y como el ritual debe dejar claro. A veces, al solsticio estival se le llama también Beltane, porque al igual que en el primero de mayo se encienden fogatas. Hay quien apunta que el responsable de ello en Irlanda fue San Patricio, que para suprimir las implicaciones paganas de la víspera del primero de mayo cambió la ‘noche de las fogatas a la víspera de San Juan. De esta manera, es posible que se cambiase su significación, pero difícilmente se pudo cambiar el nombre, porque en irlandés Bealtaine significa mayo y el uso de este nombre para referirse al solsticio estival sólo pudo surgir en países en los que no se habla gaélico.

En cualquier caso, el solsticio estival fue la principal festividad del fuego en toda Europa, e incluso entre los árabes y bereberes del norte de África. Tuvo una importancia menor, y una implantación más tardía en los países celtas porque en su origen o por causas naturales no fundamentaron su existencia en función del sol. Muchas de las costumbres han sobrevivido en la actualidad y muchas veces se expresan haciendo girar o arrojando colina abajo una rueda llameante como símbolo solar. Como en Bealtaine y en Samhain (en realidad, en todos los festivales) siempre se ha considerado que la fogata poseía en sí misma un gran poder mágico. Ya hemos mencionado (en Bealtaine) la costumbre de saltar el fuego y hacer pasar el ganado por encima. También se esparcían las cenizas por los campos. En Irlanda, el césped quemado por el fuego de la víspera de San Juan era un talismán protector. En países que lo cultivaban se creía que el lino alcanzaría la altura lograda al saltar el fuego. Los marroquíes se frotaban los cabellos con una pasta hecha de las cenizas para prevenir la calvicie. Otra costumbre muy extendida por toda Europa consistía en fortalecer los ojos mirando al fuego a través de un racimo de espuelas de los caballeros u otras flores sujetas en la mano..

El capítulo LXII de la Rama Dorada de Frazer es una mina de información sobre festivales tradicionales del fuego.

Para los adeptos a la brujería actuales, el fuego es un aspecto fundamental del sabbat del solsticio estival, como lo es en el de Bealtaine. Pero como en el solsticio estival el caldero (que en la víspera del primero de mayo contiene el fuego de Bealtaine) se utiliza para el agua con que la suma sacerdotisa asperja al conventiculo, y al que se refiere como el ‘caldero de Cerridwen’ reafirmando así el simbolismo de la diosa, hemos utilizado otra antigua tradición al proponer el empleo de dos fogatas en el rito (o sus correspondientes dos velas si la festividad se celebra dentro de casa). Mágicamente, se considera lo mismo pasar entre ellas que pasar sobre una sola fogata y, si lo que se pretende es pasar el ganado como encantamiento para mejorar la producción de leche, obviamente resulta más práctico.

De todos los sabbats, el del solsticio de verano en climas templados es el único que se celebra en el exterior si las facilidades y la privacidad lo permiten; y en cuanto a la observancia de la desnudez, este y el de Lughnasadh puede considerarse únicos. No obstante, igual que en los demás sabbats, también describimos el ritual para su celebración en el interior de una casa, aunque sólo sea porque adaptar el “guion “de interior para su celebración exterior es más fácil que al revés.

En cuanto a la desnudez, puede que a cualquier mujer deseosa de concebir que disponga de un jardín con vegetación le interese una tradición del solsticio estival. Deberá caminar desnuda por él la víspera del solsticio estival y coger una planta de San Juan, si la encuentra. (Si la vegetación de su jardín es parecida a la nuestra, se excusará el uso de zapatos) Se trata del reflejo de un antiguo y extendido rito de la fertilidad en el que las mujeres caminaban desnudas por los campos para asegurar una cosecha abundante, a veces enfatizando la magia simpática del acto ‘cabalgando’ (un discreto eufemismo) ‘palos de escoba’ fálicos.

Si buscas rituales de Litha: Aquí https://wiccaspain.es/rituales-para-celebrar-litha/

Fuente: La Biblia de las Brujas.

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