Stonehenge, el templo mistico

En el condado de Wiltshire, en el sur de Inglaterra, en medio de una ancha llanura, una singular estructura de piedras que se yergue al cielo, llamada «Stonehenge», atrae tanto a turistas como a científicos. Paso a paso se descubrieron hasta los menores detalles de su génesis, pero aun así no hay nadie en la actualidad que pueda explicar con certeza por qué se construyó esta obra.
¿Representa Stonehenge un templo, un observatorio astronómico o acaso alguna otra cosa que ni tan siquiera imaginamos? En general se sabe poco de la finalidad práctica de este tipo de estructuras megalíticas, que no existen tan solo en Stonehenge.
Sin embargo, los arqueólogos coinciden en la datación de su nacimiento: los cimientos de este fascinante monumento de piedra se pusieron hace más de 5.000 años, mucho antes que las pirámides de Egipto.

¿CÓMO SE CONSTRUYÓ STONEHENGE?
La respuesta fácil es «con dificultad» y la respuesta verdadera es «con menos dificultad de lo que pensamos». Stonehenge es un lugar singular, así como especialmente famoso, y es esta singularidad la que nos da una pista. Los otros círculos de piedra de Gran Bretaña (hay unos centenares, algunos de ellos de diámetro mayor) son de piedras dejadas en su estado natural. Sólo en Stonehenge las grandes piedras están recortadas cuidadosamente de forma cuadrada. Las piedras horizontales que se tienden sobre los espacios entre las piedras verticales, como el dintel en una puerta, se mantienen en su lugar mediante uniones de entalladuras y hendiduras (como si de vigas de madera se tratara). Y las piedras horizontales adyacentes se mantienen firmes la una contra la otra mediante machihembrados (otra vez una técnica de carpintería). Conocemos estos hechos desde el principio: el primer dato documentado de Stonehenge (ya del siglo XI) habla del lugar diciendo que fue construido «como puertas».

WOODHENGE» Y «SEAHENGE»
Así pues, Stonehenge fue construido con piedras, pero como si fuera madera. A principios del siglo XX, a pocos kilómetros de Stonehenge, unos fotógrafos pioneros en imágenes aéreas descubrieron desde el aire una serie de marcas en la hierba del mismo tamaño que Stonehenge y organizados de la misma forma: en composiciones concéntricas. Este asentamiento era evidentemente parecido a Stonehenge, pero estaba hecho de madera y, por eso, fue llamado «Woodhenge». Incluso tiene un eje orientado hacia el punto por donde sale el sol en verano (al igual que Stonehenge).
En 1998-1999 se descubrió por primera vez uno de estos monumentos intacto (en lugar de tener sólo marcas en el suelo de los elementos podridos). Lo había preservado el lodo de la costa de Norfolk (este de Inglaterra) y, mediante la técnica de la dendrocronología (datación por los anillos arbóreos), se determinó que databa del año 2050 a. C. Inmediatamente le pusieron el nombre de «Seahenge». En el centro de un anillo formado por los postes de madera, había un gran roble solo, colocado en vertical; pero lo que primero parecían las ramas eran, de hecho, las raíces: el árbol había sido puesto al revés.
Así pues, los que construyeron Stonehenge sabían no sólo cómo transportar grandes piedras y colocarlas verticalmente, sino también mover grandes tocones y (como vemos en las otras señales dejadas en la madera) partir troncos de robles enormes en tablas. Fueron estas habilidades las que hicieron posible Stonehenge. No sabemos para qué servían esas estructuras de madera colocadas encima del terreno. Podía tratarse de construcciones con tejado, de simples maderas plantadas verticalmente o talladas, como los totems de los indios americanos. «Seahenge» (el primero en el que pudimos ver qué componente se alzaba en el suelo) nos sorprendió porque, una vez más, era distinto y no porque pareciera una parte de Stonehenge. Como Stonehenge es el único con el que podemos establecer analogías próximas, era razonable pensar que las estructuras de madera serían como las de Stonehenge. Las otras piedras de Stonehenge (originariamente ocho), a las que se prestaba menos atención que las famosas situadas en el centro del monumento y que databan de una época más antigua, no estaban recortadas siguiendo el modelo de carpintería.

EL TRASLADO DE LAS PIEDRAS
El primer requisito para construir Stonehenge era conseguir el tipo de piedra adecuado. De los varios utilizados, el que abunda más es la arenisca azul. Estas piedras eran traídas del oeste de Gales, a unos 240 km. Tienen las medidas típicas de un ataúd y pesan cerca de 4 toneladas; no habría sido tan difícil arrastrarlas por tierra o trasladarlas en balsas a lo largo de la costa y contracorriente por uno de los ríos ingleses cercanos a Stonehenge. Pero tampoco tan fácil: en el año 2000 un equipo que intentaba transportar una arenisca azul del mismo tamaño a Stonehenge pasó apuros para encontrar voluntarios suficientes para arrastrarla. Y una vez en la barca, la piedra resbaló, se cayó al agua y se perdió. Tuvieron que recuperarla del fondo del mar para poder continuar el experimento.
Las piedras de gres silíceo de Stonehenge son más grandes y mucho más pesadas, pero provienen de un lugar más cercano, a unos 30 km. La dificultad principal para los constructores habría sido encontrar rocas de gres silíceo suficientes cuyo tamaño bastara (para construir Stonehenge entero necesitaban 79). Para las avenidas y círculos megalíticos más antiguos de Avebury ya se habrían utilizado varios centenares. Muchas de las rocas de gres silíceo de Stonehenge tienen muy poca parte enterrada para servir de base de apoyo y parece que no se completó el dibujo deseado. ¿Se quedaron sin piedras?
Trasladar estas rocas, que pesan hasta 40 toneladas o más, fue la primera tarea. Los experimentos realizados con una réplica de estas piedras en el año 1994 por el arqueólogo Julian Richards y el ingeniero Mark Whitby nos dan una idea acerca de cómo habrían podido hacerlo. La piedra habría sido colocada encima de una plataforma de madera o alza, y esta alza arrastrada por un grupo de personas con cuerdas. Se pensaba que debajo del alza había unos rodillos; pero el ingeniero, en las pruebas del año 1994, encontró una forma mejor: deslizar el alza por rieles de madera bien engrasados. La piedra se quedó atascada, se balanceó hasta quedar libre y, a partir de ese momento, se movió sin dificultad, arrastrada por un grupo de 130 voluntarios. Por razones de seguridad, se utilizaron cuerdas modernas, pero ya es sabido que en tiempos prehistóricos se podían hacer buenas cuerdas con fuerza suficiente de la corteza interna de los árboles. Se estimó que arrastrando la piedra podía llegar a recorrerse un kilómetro al día por una cuesta moderada y diez en terreno plano o bajada. Y sabemos que los pueblos del Neolítico eran expertos en partir robles para fabricar rieles. Entre Marlborough Downs (donde encontraban las rocas de gres silíceo) y Stonehenge hay un valle (el Vale of Pewsey). Habrían tenido que bajar las piedras por la pared norte, con una pendiente muy inclinada, cruzar el valle húmedo y subirlas cuesta arriba hasta la tierra de lomas donde estaba construido Stonehenge.

¿CÓMO DIERON FORMA Y LEVANTARON LAS PIEDRAS?
Las rocas de gres silíceo se pueden modelar golpeándolas con la misma piedra. Es un trabajo muy lento si tenemos en cuenta que el material es muy duro y no se parte en trozos grandes, sino minúsculos. Se han encontrado muchos mazos y martillos de piedra de distintos tamaños en Stonehenge, donde más tarde eran utilizados para afianzar las rocas verticalmente en sus cimientos. Algunas de las piedras muestran buzamientos paralelos, ya que allí habían trabajado grupos de modeladores.
En el experimento del año 1994 también se comprobó cómo se debía colocar la piedra vertical. Ésta se empujaba ligeramente e introducía en un agujero hecho de manera muy ingeniosa para que se levantara al deslizar una piedra más pequeña encima que, en un momento dado, le hacía de contrapeso. Con la tecnología del Neolítico esto se habría podido realizar, pero ¿se les habría ocurrido también a las mentes del Neolítico? A continuación, un grupo de cerca de 130 personas (hombres y mujeres de fuerzas y edades distintas), para poner la piedra en posición vertical, tiraban de unas cuerdas que se deslizaban encima de una estructura de madera en forma de A. La tarea final, una vez las piedras verticales ya estaban bien aseguradas en los agujeros con pequeñas piedras también de gres silíceo, consistía en colocar los dinteles arriba. Esto podría haberse hecho bien subiendo la piedra por una rampa, bien subiéndola primero de un lado y después del otro en un andamio hecho con troncos amontonados. Cualquiera que fuera el método utilizado, una vez los dinteles estaban a la altura deseada había que equilibrarlos y, a continuación, colocarlos en su posición final. Como no se ha encontrado ningún signo de rampas, parece que el método más probable es el de los troncos amontonados.
Así pues, con el trabajo de 130 personas o más, y con las habilidades para mover piedras y dar forma a la madera que sabemos que poseían los pueblos del Neolítico, tal vez construir Stonehenge no fue tan difícil como nos parece hoy en día. En Occidente, por lo menos, estamos tan acostumbrados a las máquinas que olvidamos lo que se puede hacer sólo con la habilidad y la fuerza muscular humanas. Así que parte del misterio radica en nosotros mismos; la pregunta no debe ser «¿cómo se construyó Stonehenge?», sino «¿por qué nos desconcierta tanto que construyeran Stonehenge?».
Un dato curioso: no se pretendía dejar montada la parte de Stonehenge experimental que se construyó, pero la imagen que daba al campo del norte de Wiltshire era magnífica y se impuso la idea de dejarlo como curiosidad. Pero se desmontó cuando corrió el rumor de que querían celebrar allí un festival. Ahora las piedras están almacenadas y a la disposición de cualquier persona que quiera construir su propio Stonehenge.

CON QUÉ FIN CONSTRUYERON STONEHENGE?
Para el arqueólogo John Aubrey, que vivió en el siglo XVII, este lugar místico no era más que una simple «parroquia», mientras que Inigo Jones, coetáneo de Aubrey, sospechaba que la formación representaba un templo romano. Muchos otros observadores creyeron que las reliquias de piedra eran jalones, y William Stukeley, un arqueólogo del siglo XVIII, defendió la tesis, todavía muy extendida en nuestros días, de que Stonehenge era un templo druida. Actualmente, la mayoría de los expertos comparten la opinión del astrónomo Klaus Meisenheimer, del Instituto Max Planck de Heidelberg, para quien la construcción megalítica fue un observatorio celeste prehistórico. Según él, Stonehenge era un «reloj de la oscuridad para predecir con precisión los eclipses de Sol y de Luna».

ENIGMAS ETERNOS
El gran emperador romano Julio César sospechó, después de sus campañas en la isla británica (55-54 a. C.), que había un nexo entre Stonehenge y los ritos de los druidas, los sacerdotes celtas que para él eran «hombres muy cultos, abiertos al debate sobre las estrellas y sus trayectorias y a la grandeza del universo». Más tarde, los historiadores no han podido establecer ningún vínculo entre los celtas y los círculos de piedra. Para los radiestesistas -personas que reaccionan con especial sensibilidad a las energías que las rodean-, Stonehenge es un lugar importante, donde miden con sus varitas mágicas enormes energías. Creen que este fenómeno energético fue el verdadero motivo de los constructores de la Antigüedad. Según los radiestesistas, el enigmático monumento de Stonehenge es un centro de energía espiritual.

MAGIA DRUIDA
Cada año por el solsticio de verano, en la noche del 21 al 22 de junio, miles de personas atienden a la salida del sol sobre Stonehenge. Ese día asoma exactamente entre el Heel Stone y otra piedra que ahora ya no existe. Jóvenes seudodruidas vestidos con túnicas blancas claman y cantan: «Levanta, ¡oh, sol! ¡Dispersa con tu luz radiante la oscuridad de la noche!». Los druidas, la casta sacerdotal de los celtas que no solo cumplía funciones religiosas, sino también tareas curativas y místicas, como las predicciones y la interpretación de sueños y constelaciones, mantenían una relación muy especial con el cielo y la naturaleza. Por muy impresionante que sea el espectáculo en nuestros días, sin duda no fueron los druidas los que construyeron Stonehenge. No entraron en la historia hasta 2.000 años después de la obra megalítica. Es posible que los druidas utilizaran el lugar como templo para sus ritos y quizá se percataran también de sus particularidades astronómicas.
Cualquiera que haya sido la finalidad de Stonehenge, los esfuerzos que costó su construcción parecen indicar que tuvo muchísima importancia. Tanto si sus creadores actuaron por motivos religiosos como astronómicos, en todo caso fueron seres dotados de notables conocimientos y un talento arquitectónico extraordinario. Su secreto permanece oculto en el círculo de piedra de Wiltshire hasta nuestros días.

Fuentes: http://enigmasymitos.blogspot.com

2 comentarios

  1. El astrónomo Klaus Meisenheimer que año dijo que Stonehenge era un reloj?

  2. Pues si te soy sincero lo desconozco, tendriamos que acudir a la fuente del articulo.

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