Reflexiones sobre la tierra, la rueda y el cambio climático

En este periodo del año, nos sumergimos en la celebración de Imbolc, una festividad que tiene sus raíces en la antigua tradición pagana y que adquiere un significado profundo para aquellos que seguimos la rueda de los ciclos naturales. La celebración de Imbolc está impregnada de diversas facetas, desde su origen vinculado a la Diosa Brigid hasta los pequeños rituales que marcan este momento especial.

En mi blog y en diversas plataformas en internet y redes sociales, encontrarás una rica fuente de información sobre el origen de esta celebración, la fascinante historia de la Diosa Brigid, así como sugerencias para rituales que conectan con la esencia de Imbolc. A medida que nos acercamos a esta época del año, la comunidad pagana se llena de felicitaciones y contenido relacionado con esta festividad, creando un ambiente enriquecedor para el intercambio de experiencias y conocimientos.

Observamos con atención la evolución de la rueda y notamos que el despertar de la tierra es cada vez más temprano, los inviernos más cortos. En conversaciones cotidianas, agricultores expresan preocupación por la falta de lluvia y el florecimiento prematuro de árboles como almendros y cerezos. El cambio climático, una realidad innegable, se manifiesta de manera palpable en la naturaleza que nos rodea.

En este contexto, como paganos y defensores de la rueda y sus ciclos, asumimos la responsabilidad de proteger a nuestra madre tierra. La conciencia ambiental se vuelve esencial, ya que el rápido cambio climático afecta no solo a los ciclos naturales, sino también a la vida de quienes dependen de la tierra para su sustento. Una conversación reciente con un agricultor resaltó la vulnerabilidad de los cultivos ante las fluctuaciones climáticas, un recordatorio de que la tierra se está secando y de que debemos actuar de manera urgente.

Celebrar la rueda no es solo una cuestión de rituales y festividades, sino también de conciencia y acción. En las festividades presentes y futuras, además de participar en celebraciones, debemos asumir el papel de educadores y defensores del medio ambiente. Debemos ser la voz que conciencia a quienes nos rodean sobre la urgencia del cambio climático, recordando que vivimos la rueda y que nuestro compromiso con la tierra es fundamental para preservarla para las generaciones futuras. En este viaje, celebramos no solo el ciclo de la naturaleza, sino también nuestro papel activo en su preservación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.