Un tumulo de duendes….

En la imagen un túmulo de duendes en el crepúsculo bajo un cielo con trazos rojizos. Al fondo hay un campo listo para la siega y en primer plano espigas y flores de manzanilla. Un hada joven vestida de verde se apoya en un árbol y luce en su cabeza una guirnalda de flores. Spriggans y duendes con orejas de animales cuelgan de los árboles sosteniendo faroles.

Lughnasa es una de las fiestas de las hadas. Marca el comienzo de la recogida del cereal y fue cristianizada como Lammas, o «día de la hogaza», cuando en el ritual eucarístico se ofrecía el primer grano cosechado.

Varios duendes entran en actividad en ese tiempo y cobran un interés particular por la cosecha, tratando de robar el grano o de dar patadas a los campesinos que han quedado dormidos bajo el calor agobiante de la jornada. En Gran Bretaña e Irlanda, los duendes marchan en cortejo o cambian de residencia durante Lughnasa. A veces es posible distinguir una línea de luces que va de un túmulo a otro.

Lughnasa recibió su nombre por el dios Lugh, a quien a veces se compara con el romano Mercurio. Era el rey de los Tuatha de Danaan e introdujo la festividad para conmemorar a su madre adoptiva Tailtu, hija del rey de Firbolg y deidad agrículo que expiró tras haber roturado un bosque. La fiesta adoptó la forma de juegos fúnebres, similares a los Olímpicos originarios. Lugh libró antaño una batalla contra Balor, el Sombrío, y puede que en un principio se tratase del combate anual entre el verano y el invierno, las fuerzas de la luz y las de las tinieblas, ya que se considera a Lughnasa final del verano y primer día del otoño.

Rasgo habitual de muchas reuniones en Lughnasa, -Lughnasadh o Lughnasada, como lo queráis llamar-, eran las pequeñas peleas entre facciones. Las luchas podían ser cruentas y causar lesiones incluso e incluso muertes; pero lo que se consideraba importante era la observancia de la costumbre, más que vencer a cualquier precio. Después los equipos adversarios se besarían o estrecharían las manos. Según una creencia firmemente arraigada en el folclore irlandés, el éxito o el fracaso de la cosecha dependía de los duendes y quedaba decidido por un combate entre dos bandas de áreas vecinas. La idea de la victoria en la lucha torna fructíferas las cosechas del bando que la consigue es probablemente el origen de los choques entre facciones. Resulta posible que tales peleas fuesen reconstituciones simbólicas de los combates entre duendes.

En Lughnasa tiene lugar una fiesta del hada Aine también. Era originariamente una diosa de la cosecha, y están consagrados a ella el primer viernes, sábado y domingo despúes de Lughnasa. Se decía que en aquellos días reclamaría una vida humana, quizá un recuerdo tradicional de los tiempos en que se llevaba a cabo un sacrificio para garantizar el logro de la cosecha.

Los sidhes, duendes irlandeses, descienden probablemente de dioses antiguos como Crom Cruaich («el encorvado de la Colina»), cuya fiesta se celebra el 1 de agosto. Al igual que los duendes, mora en viejos túmulos funerarios. Era en un principio una deidad agrícola del Mundo Inferior que gobernaba la maduración de las cosechas y la fertilidad y la producción de leche del ganado vacuno. Con tal motivo, se le hacían ofrendas para que no se agotase el trigo y echara a perder la leche. Tal como recuerdan quienes viven, se realizaban ofrendas similares a los sidhes, con la misma finalidad, colocando leche y manteca en los túmulos.

Texto de Anna Franklin.
Ilustración de Paul Mason
GUIA DE EL ANILLO DE LAS HADAS

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