Quedan pocos vestigios…..

Margaret A. Murray

Quedan pocos vestigios de la antigua religión de la Britania precristiana, pero es
contrario a toda experiencia que un culto muera sin dejar rastro inmediatamente después
de ser introducida una nueva religión. La llamada conversión de Britania significó
solamente la conversión de sus gobernantes; la masa del pueblo continuó observando
sus antiguas costumbres y creencias bajo una capa de ritos cristianos. Los siglos trajeron
una profundización del cristianismo, el cual, introducido desde arriba penetró poco a
poco hacia abajo, atravesando una clase después de otra. Durante este proceso, las leyes
contra la práctica de ciertos ritos paganos se hicieron mas estrictas paralelamente al
crecimiento del poder del cristianismo, la Iglesia probó su fuerza contra las «brujas» en
lugares elevados y salió victoriosa, y en el siglo XV se declaró la guerra abierta contra
los restos del paganismo con la famosa Bula de Inocencio VIII.
Este paganismo se practicaba solamente en ciertos lugares entre ciertas clases de la
comunidad. En otros sitios, el antiguo ritual fue adoptado dentro de la Iglesia, o tolerado
por ella; y las danzas del Maypole y otras fiestas rústicas permanecieron como
supervivencias de los ritos del culto primitivo.
No esta claro si la religión que sobrevivió como culto de la brujería era la misma que la
de los druidas o bien pertenecía a un estrato anterior. Aunque las descripciones de los
autores clásicos suelen ser demasiado vagas y limitadas para fijar esta cuestión, queda lo
suficiente como para mostrar que existió en otros tiempos un culto de la fertilidad en
estas islas, análogo a cultos similares del mundo antiguo. No es de suponer que tales
ritos fueran suprimidos por las tribus que entraron en Gran Bretaña después de la
retirada de los romanos; puede pues considerarse que el culto continuó entre las gentes
que los misioneros cristianos se esforzaban en convertir.
Como quiera que las crónicas históricas de estas islas fueron redactadas por
eclesiásticos cristianos, deben hacerse las necesarias concesiones a la predisposición
religiosa de quienes las escribieron, la cual les hizo dar la impresión de que el
cristianismo era la única religión existente en aquel tiempo. Pero, si bien las crónicas
silencian la cuestión que nos ocupa, las leyes y estatutos de las diferentes comunidades,
tanto seculares como eclesiásticas, conservan claros testimonios de la continuación de
los antiguos cultos.

Fuentes: Margaret .A Murray

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