Preparación a la Magia

La preparación para cualquier tipo de ritual mágico requiere la autodisciplina y técnicas aprendidas a través de la concentración, enfoque, visualización y meditación. Si queréis conseguir manifestaciones físicas con vuestros esfuerzos, es absolutamente necesario que practiquéis esos ejercicios.
La concentración consiste en mantener sin interrupción una imagen o idea en vuestra mente y es de especial importancia durante los rituales, cuando debéis excluir todo lo que no esté directamente relacionado con lo que vayáis a realizar. No debéis permitir que ninguna idea sobre los sucesos del día ni ruido externo alguno capture vuestra atención ni por un solo momento. Si no ocurriese así, el objeto de vuestra distracción deberá ser eliminado totalmente de la mente como no merecedor de importancia alguna por el momento.

Para reforzar vuestro poder de concentración, necesitáis poner en práctica dos ejercicios. El primero requiere solamente de un mínimo de accesorios. Encended una vela y colocadla sobre una mesa ante vosotros. Sentaos cómodamente y mirad la llama. Es más fácil para los ojos mirar la zona azul existente en la parte inferior de la mecha que hacerlo en la zona más brillante y superior. No miréis fijamente. Parpadead cada vez que lo necesitéis. Transcurridos unos minutos, cerrad los ojos y buscad la llama. La veréis reflejada en vuestros párpados cerrados. Mantened la mente en la imagen de esa llama y tratad de ver durante cuánto tiempo sois capaces de conservar esa imagen mental antes de que vuestra mente consciente comience a interponerse.

El segundo ejercicio es muy parecido, aunque emplea una imagen en lugar de una vela. Elegid una imagen que os guste. Las cartas del tarot son especialmente buenas para ello. Colocad en pie o colgad la imagen a un nivel cómodo y miradla durante algún tiempo. Cerrad los ojos y probad a ver si podéis distinguir su imagen mental con los párpados cerrados. Mantened esa imagen tanto tiempo como podáis.
El enfocar también es de vital importancia para el ritual mágico, ya que consiste en el proceso de ajustar vuestro “ojo interno” o atención en un objeto o propósito concreto. Debéis tener una idea o imagen sumamente clara de lo que deseáis producir realizando esa magia. Se trata de algo muy parecido a la concentración, aunque más sutil. En el reino de lo mental, es más difícil mantener una idea que una imagen reflejada.
No es necesario visualizar un objetivo en todo su detalle. El exceso de detalles tiende a limitar la manifestación, es especial si hubieseis podido obtener algo mejor. Enteraos bien de lo que queréis, pero no os pongáis límites, porque los dioses pueden ser más generosos con vosotros que vosotros mismos.

El enfoque y la concentración en la actuación durante el ritual canalizarán las fuerzas mentales, aclarando y reforzando la función por ello. El acto de trazar y consagrar un círculo mágico (lo que se explicará más adelante) debe contar con enfoque y con concentración si queréis hacerlo como mandan los cánones. Si no lo hacéis así, el círculo no os proporcionará la zona neutra en la que podáis llevar a cabo magia alguna y, con toda certeza, no os conferirá ninguna protección.
De nuevo, si empleáis la imagen o la carta, provocad esta vez todas las imágenes asociadas. Intentad hacer que la figura cobre movimiento.
Llevad a cabo los mismos ejercicios con la llama de la vela, cambiando esta vez su tamaño, altura y coloración. Invocad imágenes asociadas y seguid su evolución. A veces, con estos ejercicios, se han obtenido ideas asombrosas.
La meditación constituye una gran ayuda para centraros en vosotros mismos, ya que controla las emociones destructoras y hace que aumente el grado de introspección, aunque también debería proporcionaros una mayor sensación de conocimiento e incrementar vuestra capacidad de visualización. Todas estas habilidades son necesarias en la práctica de la magia, en especial si queréis resultados factibles.
La verdad es que la meditación no constituye un ejercicio complicado a no ser que carezcáis de auto-control. Si es así, necesitáis meditar más que nunca. En la relajación, la música suave es de una gran ayuda para dominar pequeños ruidos y contribuir a que os distendáis. Desconectad el teléfono, colgad el cartel de “No Molestar” en el pomo de la puerta y elegid una butaca cómoda.
Escuchad la música mientras aspiráis aire profundamente unas cuantas veces. Relajaos y distendeos. Después, imaginaos rodeados por una luz blanca que os protege. Imaginaos a vosotros mismos de pie, sobre un puente de madera que atraviesa una tranquila charca. Arrojad todos vuestros problemas al agua y miradlos detenidamente. Se trata de una liberación simbólica que transmite a vuestra mente subconsciente que necesitáis una respuesta para resolver esos problemas. A continuación, imaginaos a vosotros mismos atravesando el puente y dejando todo atrás.
Para proseguir con la meditación, proyectaos a un prado al otro lado del puente. Un pequeño arroyo circula entre la hierba y las flores. Está rodeado de árboles que hacen sombra. Paseaos por ese prado mientras os empapáis de paz y de curación. Tal vez veáis a otras personas o espíritus de la Naturaleza. Hablad con ellos si lo deseáis.
Mientras os mostréis objetivos y no os esforcéis por oír lo que os gustaría oír, durante la meditación podréis recibir guías muy exactas. Si os esforzáis por oír lo que os gusta, sólo obtendréis mensajes de vuestra mente consciente, que no cree en lo que estáis haciendo.
Durante la meditación, estáis en un estado astral, por lo que siempre existe la posibilidad de que, en un momento u otro, os encontréis con un ser que os dé miedo o que os haga sentiros incómodos. SI así ocurre, invocad la luz blanca y salid. Podéis salir de la meditación siempre que así lo deseéis. Lo único que tenéis que hacer es concienciaros en vuestro cuerpo y abrir los ojos. Al igual que en los rituales, el tiempo en la meditación no existe, ya que constituye una idea limitada que pertenece al lado izquierdo del cerebro o mente consciente. Al trabajar con el lado derecho y, por lo tanto, con la mente inconsciente, el tiempo carece de significado. Es esencial el simbolismo de dejar caer vuestros problemas en la charca, y el no hacerlo antes de abstraeros en la meditación no es buena idea, del mismo modo que es imprudente no hacer uso de la luz blanca. Las dos son medidas protectoras que eliminan la recepción de vibraciones negativas en lo que debería constituir un ejercicio productivo.

Fuente: DJ Conway (Magia Celta)

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