MUERDAGO

Como sabemos, el ciclo céltico-arbóreo del tiempo, esta compuesto por 13 meses de 28 días, Pero estas fases no están completas pues falta un día.
En las leyendas celtas no pocas veces se menciona el concepto del año céltico, más un día. Ese día corresponde al actual 23 de diciembre,
y está asociado a una planta, que no es otra que nuestro simbólico muérdago. Se trata de un ente vegetal más, que culmina el ciclo celta del tiempo.
Que culmine no quiere decir que finalice, pues ya sabemos que al año celta, se inicia con Samhain y acaba con el Samhain próximo.
Pero este día, en el calendario arbóreo celta es especial, es el día sin nombre, es Uil-Iok. (Muérdago).
Hago una mención especial a este día, ya que en primer lugar, a pesar de no estar simbolizado por ningún árbol,
si está asociado al sagrado muérdago y a la mitología del tejo.
Sabemos, los que estamos inmersos en esta filosofía de vida, que desde antiguo el muérdago, era una planta muy respetada por los druidas
y constituía el emblema de la vida tras la muerte y por lo tanto asociado ineludiblemente al mito celta de la Reina de la Oscuridad.
Es una de las plantas más antiguas que el hombre conoce, que ha logrado sobrevivir a diferentes variaciones planetarias desde que hizo su aparición.
Le resulta imposible tener vida, arraigada sobre la Tierra, y por ello crece sobre los árboles,
especialmente sobre sauces, sobre espinos albares, manzanos, serbales, fresnos y tilos, y más raramente sobre robles, extrayendo parte de esa esencia para vivir.
El “Phoradendron leucarpum”, que es el nombre técnico del muérdago, es una planta situada especialmente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Existen de 700 a 1400 especies. Las flores del muérdago nacen en las axilas de las hojas de este arbusto, son pequeñas y cada planta tiene un solo sexo.
Las flores hembras se convertirán en pequeñas bayas traslúcidas de carne pegajosa que madurarán en invierno,
en las mismas ramas las cuales permanecen verdes todo el ciclo anual.
Cada una de estas contiene una semilla que las aves se encargarán de transportar a otros árboles.
Su crecimiento en principio es lento. Las yemas no serán visibles hasta el segundo año,
pero cuando su sistema endofítico se ha establecido la planta crece rápidamente.
Entonces brotan las hojas siempre verdes, duras y carnosas que la caracterizan y de nuevo comienza todo el ciclo.
Las épocas de recolección desde la antigüedad, han sido los dos solsticios, en uno,
el primer día de la luna y en el otro, el sexto día lunar y ambos con propiedades diferenciadas.
El muérdago creciendo sobre el sagrado Roble, es símbolo vivo del sol, del fuego, del rayo,
la divinidad que desciende sobre la Tierra, la materia, es la encarnación del espíritu.
La causa del crecimiento de éste sobre el roble, como creían los antiguos druidas es el relámpago, encarnación del rayo en los robles fulminados por el celeste fuego.
El mencionado numerosas veces Plinio el Viejo, nos dice en el libro XVI de su “Historia natural”, que los druidas veneraban al muérdago del roble, escaso,
pero no imposible de hallar, por considerarlo manifestación divina y al propio roble lo veneraban, como templo elegido por los dioses.
Esta enigmática planta, aún siendo de origen celeste, toma su alimento de la Tierra, a través del árbol y sí por aquellas causalidades divinas,
no casualidades, el árbol elegido es el roble, ya entonces adquiere un carácter más que sagrado. En éste es donde el muérdago adquiere su rango más elevado,
pues el espíritu del roble se halla desde ese momento en su interior. Nosotros, llamamos al muérdago, la corona del rey, el rey es sin duda el roble
y su corona el muérdago, que a pesar de alimentarse y enraizar sobre éste, realiza la fotosíntesis por sí misma. En esta perfecta simbiosis, en esta perfecta alianza,
es cuando la Tierra y el Cielo alcanzan una perfecta armonía, la cual nos indica a nosotros como seguidores de la filosofía druídica,
nuestra propia realización como mujeres y hombres en un entorno simbiótico.
El Muerdago: Ya cuando hablamos del roble, comentamos como éste sirve para encender fuegos sagrados, como el de la renovación del fuego,
en la que se pagaban todos los hogares de la aldea o comunidad celta, para encender por frotación una nueva hoguera con partes del estimado árbol,
y eran precisamente los druidas o druidesas los encargados de encenderlos.
O la del fuego perpetuo que arde sin descanso, ni tregua, en honor de deidades célticas, o aquella que se puede referir a los fuegos de los solsticios.
Ahora en Yule, en Alban Arthan, se coloca un tronco de roble, nunca cortado por nuestras manos, sino fruto de nuestras andanzas campesinas,
que como regalo divino nos hayamos encontrado, en la hoguera para que arda toda la noche,
y se guardan los restos para encender otro fuego en el mismo día del próximo ciclo.
Estas partes carbonizadas de los mágicos robles, igual que aquellos que fueron alcanzados por el rayo, tienen propiedades especiales.
Son talismanes que ayudan a superar cualquier desgracia que nos pueda sobrevenir.
Son símbolos, que nos indican el sendero de los eternos caminantes entre dos mundos,
son trozos de buenaventura para recordar en nuestros proyectos e ilusiones que son alimentos del fuego, como lo son de nuestro fuego interior,
nuestro propio espíritu. Los escépticos que quieran leer estas líneas, sin duda reflejarán una mueca sonriente ante lo que ellos pueden considerar simples tonterías,
mera superstición, o a lo más, brujería, pero nosotros sabemos consciente y perfectamente que no nos estamos refiriendo a imágenes, tradiciones, símbolos o leyendas más o menos creíbles. Los que seguimos esta senda en la vida, sabemos que el sentido de estos símbolos,
que muchos de nosotros hemos experimentado y comprendido de una forma más profunda, nos enlaza,
nos une a los antiguos que experimentaron sensaciones recónditas, de las que hoy tenemos indicios, información más o menos completa,
que en otras ocasiones se nos presenta más o menos fidedigna, pero que siempre intuimos.
Por ello, nos consideramos sus herederos espirituales, con por supuesto, muchas experiencias y conocimientos que aprender aún.
Retomemos el tema del muérdago.
El muérdago fructifica en Yule, en el solsticio, en pleno Giamos y con su luz propia, como sus bayas doradas que nos conducen hacia la claridad de Samos,
y también hacia la primavera celta, cuando se empieza a anunciar la vida en la Tierra, y nuestra propia regeneración espiritual.
Nuevamente nos informa Plinio, que los celtas antiguos empleaban pociones mágicas de esta planta, para que los animales estériles,
dejaran de serlo y con solo llevarlo encima, ayudaba a las mujeres celtas a concebir. Si bien la recolección de esta planta, debía ser llevada a cabo por los druidas, que sabían como recogerla, usando hoces de oro, jamás de hierro y no debía tocar la tierra en su recolección, debiendo caer sobre un lienzo de lino blanco.
Esta asombrosa planta, es como el mítico y consagrado caballo “Aonbarr”, a lomos del cual podemos entrar y salir de Otros Mundos,
cruzar umbrales de tenues velos o realidades oníricas. Los druidas lo usaban en y con su sabiduría,
como alterador de la consciencia para entrar en esos mundos paralelos o incluso para conseguir sueños, visiones proféticas o precisos augurios.
Es el muérdago una esencia inmortal y cuando en el solsticio invernal el noble roble ha dejado caer sus hojas,
el alma del árbol se refugia en esta divina esfera vegetal que crece en sus ramas y es cuando las bayas doradas,
esféricas hermosas y albas, como si fueran tesoros de los recónditos mares, brotan.
Después cuando los calores asomen en nuestro entorno y el roble recobre su altivo porte, sus hojas ocultarán de nuevo las bayas doradas,
pero en ningún momento tocarán la Tierra. Y esto ocurre porque sus raíces se hunden en la madera del árbol en el que se instalan y sus ramas y
hojas no crecen en dirección al sol, sino que lo hacen formando una mata redondeada que crece en el espacio sin tener en cuenta ni el sol ni la tierra.
Esta planta difiere de la inmensa mayoría de los vegetales, ya que florece en primavera pero sus frutos no maduran hasta la época más fría del invierno,
entre noviembre y enero del calendario actual.
Las leyendas sobre el muérdago son innumerables; una cristiana nos relata que en su origen esta planta era un árbol,
pero habiendo sido utilizada para construir la cruz donde el dios cristiano sufrió su martirio y muerte,
ese mismo dios la condenó a no obtener jamás un lugar en la tierra y a tener que depositar sus raíces sobre otros árboles.
De nuevo observamos como la cristiandad intenta eliminar todo lo mágico y pagano que simboliza para nosotros este ser,
(aunque deberían ponerse de acuerdo en concretar que árbol pagano, fue el que se utilizó para construir el suplicio de su dios).
Sin embargo, tenemos una leyenda nórdica de nuestros hermanos paganos, que me parece preferible. Es una leyenda del beso.
La leyenda del beso debajo del muérdago nos llega de mano del Dios de la Paz, Balder.
Éste fue herido y muerto por una flecha de muérdago, lo cual entristeció mucho al resto de los Dioses, que conmovidos por los llantos de la amada de Balder,
le restituyeron la vida para que continuase eternamente con su amor.
Por ello, en tributo a esta pasión sin fin, Balder ordenó que cada vez que una pareja enamorada pasase por debajo de una rama de muérdago,
se besasen para perpetuar su amor.
La ciencia no ha olvidado al muérdago y lo ha estudiado profundamente hasta llegar a aislar sus componentes, extrayendo la viscotoxina del muérdago europeo.
También la lecitina específica de galactosa se extrae de esta planta y consigue una mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a quimioterapia
y radioterapia, ya que aumenta la respuesta del sistema inmunológico.
En 1994, dos científicos; Heiny y Beuth, experimentaron los efectos del muérdago sobre el cáncer de mama,
tratando a un grupo de 68 pacientes aquejados por carcinoma de mama.
Estos fueron quirúrgicamente tratados y hospitalizados para someterlos a la quimioterapia.
Usando el estandarizado galactósido-muérdago específico aislado del muérdago europeo, les fue administrando un tratamiento subcutáneo durante 12 semanas.
Los resultados fueron óptimos. Tenemos la indicación de otro científico llamado Rudolf Steiner,
que dijo que el muérdago es un medicamento para tratar la enfermedad del cáncer y propuso determinadas preparaciones y modos de aplicación.
Desde entonces muchos médicos, partiendo de esta base, vienen trabajando en el desarrollo de un medicamento para el tratamiento del cáncer.
El HELIXOR(R) es la más conocida de las especialidades medicinales de esta índole.
Sobre estos trabajos ya existen importantes investigaciones y experiencias clínicas.
Tiene también efecto diurético y sedante. Detiene las hemorragias si se aplica en compresas sobre la zona afectada.
Suele dar buenos resultados como cardiotónico y, vasodilatador por lo que mejora la circulación sanguínea. También regula la menstruación.
Puede usarse contra hipertensiones, arteriosclerosis, contra mareos, síncopes, dolores de cabeza, vértigos, angustia y palpitaciones.
Se debe usar a dosis bajas. A dosis altas es tóxico provocando parada cardiaca.
La toxina se encuentra en todas las partes de la planta, pero la concentración más alta se encuentra en las hojas.
Para la ciencia moderna, en su apartado de la geobiología, que entre otras cosas,
estudia los lugares geográficos en los que el cáncer se desarrolla mas fácilmente entre los humanos,
ha establecido conexiones entre la presencia de muérdago y las zonas de perturbaciones telúricas en las que parece que los tumores se desarrollan con más frecuencia. Estos científicos han considerado la hipótesis de que el muérdago actúa equilibrando esas fuerzas, tanto en el organismo humano como en el terrestre.
Así pues han teorizado que la zona geofísica donde más muérdago se presenta es en lugares donde dichas perturbaciones telúricas se manifiestan de forma más potente, y aunque el muérdago actúe como sanador y regulador, el paraje en cuestión se confirma como de más riesgo, para desarrollar tumores.
He aquí, si queremos verlo, como nuestro amigo muérdago, se presenta para sanar lo humanamente insalubre e incluso para avisarnos de que el lugar presenta ciertos riesgos, si pretendemos instalarnos para vivir. Pero no todo son acciones positivas. Los individuos más insensibles e insolidarios con lo natural,
también han hecho mal uso del muérdago, como de muchos otros elementos que se hallan en la Naturaleza,
usando la sustancia pegajosa que tienen sus bayas para elaborar un pegamento con la cual se pueden atrapar pájaros en trampas.
Afortunadamente, hoy en día esta práctica está considerada ilegal.
Pero si es positivo y eficaz para diversas aves que obtienen alimento de él y de sus hojas y tiernos tallos.
También es un excelente forraje para los animales, estimulando las producciones lácteas del ganado, y las aves de corral comen sus bayas con fruición.
No estaban los antiguos druidas equivocados cuando consideraron al muérdago como su planta mágica, sus propiedades terapéuticas están hoy más que demostradas. Ahora solo nos queda comprobar y experimentar si un beso dado bajo un pequeño ramillete verde de esta planta realmente tiene la facultad de concedernos el amor perpetuo y toda la suerte que necesitamos para comenzar este nuevo ciclo del sol invicto, es decir, a partir de Yule.
Fuente: http://trabucaire.spaces.live.com/default.aspx

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