Mes celta del Avellano

El avellano  (Corylus Avellana) es un arbusto caducifolio, se cree que tiene su origen en Asia Menor, de donde fue imp

ortado por los griegos. En la actualidad se cultiva principalmente en Europa, China, Australia y Turquía.
Su nombre en latín proviene del griego «korys», que quiere decir «casco», haciendo referencia al caparazón que cubre la parte superior de su fruto.
Su utilización se remonta al Neolítico, existiendo documentos que prueban que tanto su fruto como su madera ya se utilizaban en el S. IV a.C

Perteneciente a la familia de las betuláceas, actualmente se consideran unas quince especies diferentes de avellano, algunas arbustivas y otras arbóreas (cuando en vez de presentar diversos troncos estos se unen en uno solo).

En general el avellano mide entre 3 y 8 metros de alto, pero puede llegar a alcanzar los 15. Sus ramas parten desde la base y normalmente no se alejan mucho de la tierra, hacia la que se inclinan sus amentos colgantes. Sus raíces son poco profundas, largas y nudosas y su tronco posee una corteza de color marrón pálido o gris y profundamente estriada. Su madera es dura, flexible y muy resistente.
De hojas grandes y ovaladas, pecioladas, doblemente aserradas y de color verde amarillento, sus flores se presentan en amentos cilíndricos de color amarillento que pueden estar formados por flores masculinas o femeninas, en el primer caso presentan un color amarillento mientras que los segundos son de color marrón.

Su fruto, la avellana, tiene forma esferoidal y está recubierto por una cáscara fibrosa que se seca durante la maduración y rodea una cubierta lisa que aloja la semilla, la cual es comestible.

Tanto el avellano como su fruto han sido utilizados y consumidos por el hombre desde tiempos muy antiguos.
Si bien por su escaso diámetro troncal la madera del avellano no ha sido apreciada como leña tradicionalmente pero su madera, flexible y resistente ha sido utilizada en cestería y marquetería, construcción de muebles e instrumentos musicales.

Sus hojas poseen propiedades antiinflamatorias y antihemorrágicas y la cáscara de la avellana se utiliza como diurético aunque paradójicamente la avellana también se utilizado como remedio popular cuando un niño mojaba la cama.

El avellano, «Coll», ocupa el noveno lugar del celandario arbóreo celta y se corresponde a la «C» del alfabeto Ogham.

Dentro de las lenguas de origen céltico encontramos el término «coll» en muchos nombre propios y topónimos y la misma Escocia era llamada por los romanos Caledonia /por el nombre de una de las tribuas que la habitaban), aunque la etimología de este nombre no está del todo clara, según la versión más aceptada vendría a significar «Colina de los Avellanos» («Coll», Avellano y «Dun», Colina).

Para los celtas el avellano simbolizaba la sabiduría y era utilizado también para atraer la prosperidad y la fertilidad a las tierras y a la tribu.
Era un árbol sagrado y cortar uno de ellos llegó a estar castigado con la muerte, de hecho se cree que los druídas utilizaban varas de avellano tanto para labores adivinatorias como para (al igual que los zahoríes a lo largo de todo el mundo) encontrar agua, objetos perdidos y/o metales.

La asociación de el avellano y sus frutos con la fertilidad la encontramos a en multitud de culturas a lo largo de toda la historia, así en Normandía (norte de Francia) se golpeaba tres veces con una vara de avellano a las vacas para asegurarse de que dieran leche y en Hannover (Alemania) era costumbre gritar «¡avellanas! ¡avellanas!» a los recién casados; además la novia repartía avellanas al tercer día de su boda, como símbolo de que el matrimonio había sido consumado.
También en algunas zonas de Alemania los frutos del avellano se ofrecían a los recién casados en su noche de bodas y la expresión «romper avellanas» se utilizaba como eufemismo del acto amoroso.
En Rusia era tradición que la suegra arrojase avellanas y avena a la cabeza de su yerno durante la celebración de los ritos matrimoniales mientras que en Ciudadela (Menorca, Islas Baleares) los jóvenes arrojaban cáscaras de avellana a las chicas casaderas durante la festividad de San Juan (Beltane).

En Irlanda el avellano era llamado «Bile Ratha», que viene a significar «Venerable hogar de los Sidhe» ya que se creía que en este árbol habitaban numerosas criaturas feéricas, entre ellas el hada de la poesía.
En el norte de Inglaterra las hadas protectoras del avellano y especialmente de sus frutos inmaduros eran «Melsh Dick» y en Yorkshire «Chum-milk Peg»

Esta relación del avellano con el mundo de las hadas la encontramos en numerosas culturas y tradiciones antiguas, como por ejemplo en la germánica. En uno de los más famosos cuentos tradicionales de los hermanos Grimm (célebres por recopilar en sus cuentos las leyendas y folklore alemanes) , la Cenicienta (la versión original y no la adaptación infantil que actualmente es más popular) no existe hada madrina alguna sino que la protagonista planta un brote (o una ramita) de avellano en la tumba de su madre, donde crecerá un hermoso árbol que la ayudará a cumplir sus deseos.

Se creía que comiendo el fruto del avellano este transmitía conocimientos, inspiración poética y habilidades mágicas, pues en ellos se concentraría toda la sabiduría del árbol. Las coronas de avellano y las ristras hechas de avellanas eran talismanes protectores, se creía que una buena cosecha de avellana significaba que ese año nacerían muchos niños y durante la noche de Samhain las jóvenes y los amantes quemaban estos frutos para que revelasen los nombres de los futuros esposos o su porvenir como pareja.

El avellano ha sido uno de los árboles más utilizados dentro de la botánica ocultista.
En la «Clavícula de Salomón», un famoso grimorio medieval cuya autoría era atribuída al legendario rey de Israel, se dice que la varita mágica ideal debe estar hecha de avellano, cortada de un solo golpe en el dia de Mercurio (Miércoles), a la salida, del Sol.
En otros tratados de magia se recomienda cortarla durante la Luna Llena.
El avellano, estuvo asociado fuertemente a la brujería y de hecho existe un arbusto (Hammelis Mollis) cuyo el nombre común es «Avellano Mágico» o «Avellano de las Brujas», siendo una de las razones de su nombre vulgar que florece en pleno invierno y otra la semejanza de sus frutos con las avellanas.
Paradójicamente, a pesar de la asociación del avellano con las brujas, éste también se utilizó como protección contra las mismas, por ejemplo Thomas Pennant cuenta en su «Tour in Wales» (1778)
como en Merionethshide los cadáveres eran enterrados con ramas de avellano como protección contra el mal y la brujería.

Con respecto a sus aplicaciones en la radiestesia Athanasius Kircher (sigloXVII), jesuita físico y filósofo alemán, autor de numerosas obras científicas, dice: «Se coge un renuevo de avellano (no necesariamente silvestre), o bien derecho y con nudos, se corta en dos pedazos iguales, se agujerea el extremo de uno de ellos, formando un pequeño hueco, y se corta el extremo del otro en forma de punta, de modo que el extremo del uno penetre en el otro. Se lleva en esta posición hacia adelante, sosteniéndolo entre los dos índices. Cuando se pasa por encima de hilos de agua o de venas metálicas, la varita oscila marcadamente»

El avellano y sus frutos fueron utilizados también como talismanes en la sabiduría popular durante toda la Edad Media y la Edad Moderna.
En Inglaterra se utilizaba hasta el siglo XVII un palo de avellano bifurcado para descubrir, no solo los tesoros enterrados y las aguas ocultas, como ahora, sino también a las personas culpables en los casos de homicidio y robo. Y en el Book of St. Albans (edición de 1496) se da una receta para hacerse invisible si se ha comido receta de helecho con solo llevar una vara de avellano, de braza y media de longitud, con una ramita de avellano verde inserta en ella.

Varias leyendas que nos muestran el reconocimiento que recibía por parte de los celtas y otras culturas de la antiguedad.
Así, encontramos dentro de la mitología celta al Salmón del Conocimiento, el cual había comido nueve avellanas caídas de nueve avellanos sagrados que rodeaban la Fuente de la Sabiduría, de la cual manaban cinco (a veces nueve) ríos, el Boyne, el Shannon, el Nore, el Barrow y el Slaney. El poeta Finnegas pasó siete años intentando cazar a dicho salmón ya que aquel que probara su carne adquiriría la sabiduría completa y, cuando finalmente lo logró, ordenó a el futuro héroe y jefe de la Fianna, Fionn Mac Cumhall, que por entonces era un niño y su aprendiz, que lo cocinase. Mientras así lo hacía Fionn se quemó el pulgar, e instintivamente lo introdujo en su boca. Así adquirió Fionn la sabiduría del salmón, que posteriormente podría invocar introduciéndose el pulgar en la boca y cantando el «Teinn Laida» («Iluminación del Canto»), y gracias a la cual llegaría a ser jefe de la Fianna.
Dentro de la mitología celta encontramos varias leyendas sobre esta fuente o manatial de la sabiduría, que a menudo se sitúa cerca de Tipperary (suroeste de Irlanda) y recibe diversos nombres: Fuente de Connla, de Coelrind, de Nechtan o de Seglais (se trata del mismo manantial, que recibe distintos nombres, aunque a veces aparecen diferenciadas); en el Dindsenchas, un compendio antiguo de poemas y leyendas irlandesas se nos habla acerca de este manantial de la sabiduría, rodeado por nueve avellanos que guardaban en su interior todos los conocimientos acerca de la poesía, el arte y la ciencia, los salmones que habitaban el manantial se alimentaban de sus frutos y mostraban en sus cuerpos una mancha carmesí irisada por cada avellana que habían comido.
Según nos cuenta el Dindsenchas en un principio este manantial era inaccesible para los mortales (en algunas leyendas se encontraba bajo el mar, en otras en la Tierra de la Eterna Juventud o «Tir Nán Óg») de hecho el único que podía acercarse a la Fuente de Sabiduría era el dios Nechtan y sus tres escanciadoras pero, según una leyenda su esposa (o a veces hija) Boann, diosa celta de la fertilidad y la inspiración poética, a pesar de la prohibición de su marido, acudió a la fuente y caminó alrededor de ella en circulos, en el sentido de las agujas del reloj, desafiando su poder. Así, las aguas se levantaron violentamente por encima de ella y volvieron a caer avanzando hacia el mar. Boann fue arrastrada por las aguas y perdió un ojo, un brazo, una pierna y dependiendo de la versión de la leyenda incluso la vida, pero se convirtió en diosa del Boyne y su espíritu vivió a partir de entonces no solo en el Boyne, sino en todos los rios, en cuyas aguas se puede escuchar su canto, inspirador de los poetas y los bardos. Asi habrían llegado las aguas y el salmón de la sabiduría al mundo de los mortales.
Encontramos casi la misma leyenda (probablemente la misma pero adaptada a otro rio para explicar su nombre) en la historia de Sinann, una mujer mortal, que buscando la Fuente de la Sabiduría, desató sus aguas (ya que según algunas versiones de la leyenda, tanto de Boann como de Sinann solo los hombres podían acercarse a la fuente) y al ser ahogada, se convirtió en diosa dio origen al rio Shannon (el cual, al igual que el Boyne, partía de la Fuente de la Sabiduría).

En la mitología nórdica el avellano es también el «Árbol de la Sabiduría y está consagrado a Thor, dios del trueno. En un leyenda, Idunn o Iduna, diosa de la juventud y guardiana de las manzanas que aseguran la misma a todos los dioses es transformada en avellana para ser transportada un halcón cuando es rescatada por el dios Loki del gigante Thjazi (en algunas versiones es el propio Loki transformado en halcón y en otras es el halcón de Freya)

En la tradición griega y romana el avellano está consagrado a Hécate, diosa de la magia y la brujería; también Apolo, dios del sol, habría regalado una vara de avellano (en otras versiones de la leyenda de olivo) al dios Hermes (Mercurio) cuando este último inventó la lira y se la regaló al dios del sol, con esta vara, separó Hermes a dos serpientes que luchaban en mortal combate y que se enroscaron alrededor de la misma, convirtiéndose en el caduce, símbolo de los heraldos.

Los nacidos durante el mes del avellano se dividen (como ocurre en todos los meses arbóreos celtas) en los nativos de la Luna Nueva (primera quincena de mes) y los de la Luna Llena (segunda quincena del mes).

Los nativos del avellano son en general personas dotadas de una gran creatividad e intuición, perspicaces e inteligentes, poseen una gran lógica y capacidad de razonamiento.
Les gusta investigar y necesitan mantener su mente activa para no convertirse en personas hurañas, en ese sentido no hay mejor compañero para ellos que alguien con quien puedan conversar y polemizar sobre los temas que les apasionan.

En los individuos nacidos en el mes del avellano se mezcla la imaginación con la razón , suelen ser grandes escritores o artistas.

Tienen madera de líderes y a menudo la gente acude a pedirles consejos o se ven obligados a mediar en discusiones por su capacidad analítica, su honestidad e idelismo, que los hacen buenos jueces.

Sin embargo los nativos del avellano a veces no son capaces de valorar sus cualidades todo lo que deberían y tienen tendencia a caer fácilmente en la baja autoestima. Son muy críticos, esopecialmente consigo mismos, y a veces demasaido.
También deben de preocuparse por canalizar su energía que, mal utilizada, puede convertirse en autodestructiva.

Los nativos de la «Luna Nueva» poseen quizá más avidez de conocimientos y más curiosidad que ls nacidos durante la segunda quincena, pero a veces esto puede cnovertirse en un defecto y llevarles a ser demasiado entremetidos.
Los nativos de la «Luna Llena» son más sociables y les gusta liderar a los demás, aunque a menudo son demasiado quisquillosos y perfeccionistas.

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