Mannaz

El punto del comienzo es el yo, su esencia es el agua. Sólo la claridad y la voluntad de cambio
son eficaces en este momento. Una relación apropiada con tu yo es primordial. Pues es desde ahí
que todas las relaciones posibles y apropiadas con los demás y con el Divino fluyen.
Mantén tu modestia, es el consejo del oráculo. A pesar de lo grande que pueda ser tu mérito sé
condescendiente, dedicado y moderado, pues así obtendrás una verdadera dirección para tu forma de vida.
Estar en el mundo pero no pertenecerle es lo que está implícito aquí. Sin embargo no seas
intolerante, cerrado o juicioso, sino mantente receptivo a los impulsos que fluyen del Divino dentro
y fuera. Procura vivir la vida ordinaria de una manera no ordinaria. Recuerda en todo momento lo
que será y lo que fue, y enfócate sobre lo que permanece. Nada menos se requiere de ti en este
momento.
Este es el momento de más importante crecimiento y rectificación y, como regla, la rectificación
debe venir antes que el progreso. El campo debe ser labrado antes de plantar la semilla, el jardín
debe ser escardado antes de que brote la flor y el yo debe conocer la quietud antes de poder
descubrir su verdadera melodía.
No es el momento de buscar crédito por los logros ni de enfrascarse en los resultados. Más bien
complácete de realizar tu labor por la labor misma. Esto representa más un problema para aquellos
cuyos ojos siempre están puestos en la meta que para aquellos que no han olvidado cómo participar
y pueden encontrarse a sí mismos más fácilmente realizando el trabajo por el trabajo mismo. En esto
yace el secreto de experimentar un presente verdadero.
Si tomas la Runa del Yo y la cortas por la mitad, observarás la Runa de la Alegría con su imagenespejo.
Existe una sutil advertencia aquí contra la negligencia. La energía acrobática de balancear se
requiere ahora –el Yo necesita balancear al yo. Nada en exceso era la segunda frase escrita sobre la
entrada al templo de Delphi. El primer consejo era Conócete a ti mismo.

Invertida: Si te sientes bloqueado no acudas a otros. Busca dentro de ti, en silencio, al
enemigo de tu progreso. Sin importar cuál área de tu vida parece estar impedida, haz un paro y
considera. Reconocerás al “enemigo” externo como un reflejo de lo que hasta ahora no has podido o
deseado reconocer como proveniente de tu interior.
Sobre todo no te des aires. Romper el impulso de los hábitos pasados es el reto aquí: en la vida
del Espíritu te encuentras siempre en el principio.

Ralph Blum (El oraculo Vikingo)

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