El Elemento Fuego

El Fuego es deseo. Es entusiasta, calentador,
y la chispa de la vida. Es apasionado,emocional, indomable, el más poderoso de
las fuerzas de la energía, porque él representa la fuerza del Espíritu. Es una llama
que palpita, o una llama que destruye. Brilla en el Sol. Danza en el Fuego del hogar,
atrae el ojo, y el deseo. Da color a la sangre. Es el pulso de nuestro ser.
El Fuego es rojo. Es el calor moderado que mueve con deleite la tierra; el ansia por vivir,
la luz por la que vemos. Dinámico, movible, lleno de chispas, atrevido, vital, inteligente en su urgencia. El Fuego es activo, se eleva. Es el principio de la vida. Su esencia es la vida, calienta, compele, excita, propulsa con entusiasmo. Ama la pasión de la juventud.
El Verano es Fuego – el silencioso pero penetrante latido del corazón de la creación.
Es vida en su plenitud. El Mediodía es Fuego, cuando el Sol quema más fuerte. Es estar de pie con los brazos estirados hacia el dador de vida, de luz y calor que fluyen hacia abajo -un acción de gracias a la alegría, la felicidad y la maravilla de juventud.
El Fuego es el Cetro de nuestro nacimiento. Es la intrepidez y la irreflexión del joven. Es el salto de deleite salvaje, el bullicio de la excitación. Es nuestra esperanza, nuestra meta, nuestro deseo, nuestra energía y
urgencia por el futuro. Vive. ¡Es! El Fuego yace derretido en el centro de la
tierra, pero tiene el poder para abrirse paso a través de la corteza. Es nuestro impulso
incontenible, nuestro calor, nuestra fiebre, nuestra pasión por amar u odiar.
El Aire abanica sus llamas, pero se necesita de la Tierra para contenerlo. Solo el Agua
puede apagarlo. El Fuego no puede construir, aunque es la esencia de «ser.» No puede
absorber, pero por sí mismo, atrae a otros a su tibieza. Da vida, pero puede destruir la
vida que da. Es tenazmente protector, pero se necesita protección contra él mismo.
El Fuego es el Padre de la Esperanza y el deseo del Espíritu. Es la fuerza viviente.
Somos Fuego. Con nuestra chispa de vida, somos divinos. ¡Vivimos!
El Fuego dentro de nosotros Si verdaderamente queremos entender los
elementos, necesitamos tomarnos el tiempo para estudiarlos e intentar relacionar su
conducta con lo que ocurre dentro de nosotros. Por ejemplo, hay una gran
diferencia entre la llama del hogar en contraposición a un bosque ardiendo. Uno es
tibio e invitador, y el otro puede devastar en su destrucción.
¿Sabes qué hace que una llama continúe ardiendo? Enciende una vela y observa a la
llama oscilar en la brisa. Se puede apagar fácilmente por un fuerte viento o un vacío
completo- pero la llama de una vela es muy pequeña.
De esto, entendemos que el Fuego necesita aire para sostenerse, pero no un ventarrón
aullador. El Aire significa pensamiento y razón, y el Fuego significa deseo. ¿Qué
aprendemos de esto? ¡El entusiasmo en nuestra naturaleza necesita sostenerse con la
constante comunicación y relación, pero razonamiento y lógica en exceso pueden
matar nuestro deseo si no es lo suficientemente fuerte en primer lugar, lo
mismo que un viento fuerte puede apagar una llama frágil!
¿Cuántas veces te has entusiasmado acerca de algo y después «razonaste» y te convenciste de que no te convenía? ¡Muchas veces, sin embargo, el encuentro con otros puede avivar las llamas, y entonces necesitamos vigilar que no se nos salga de las manos!
Las alteraciones emocionales son quizás las cosas más peligrosas, puesto que pueden
hundir completamente nuestras esperanzas y deseos, en la misma forma en que el Agua
puede apagar al Fuego. Estudia todos los niveles del Fuego, desde la
chispa inicial a las poderosas explosiones en la superficie del Sol, y mira las diferentes
maneras en que puede comportarse, solo o asociado con los otros elementos. Entonces
compáralo con tu propia naturaleza, y ve si puedes relacionarlo dentro de ti o de otras
personas. ¡Debe haber algunos resultados interesantes!
Cuando has perdido tu camino…
Sal y camina hacia el Sol. Siente su radiación en tu cara. O siéntate cerca del Fuego del
hogar o de la chimenea y observa como su resplandor lanza sombras danzantes por el
cuarto alrededor tuyo. Es confortante y cálido. Absorbe su tibieza y date cuenta de la
felicidad que se puede alcanzar al permitirte la libertad de ir detrás de tus más secretos
anhelos. Tú eres la única persona que puede hacer realidad tus deseos. Nadie más puede
hacer esto por ti. El Fuego se trata de energía y entusiasmo, la vitalidad de la vida. Es acerca del humor y la pasión, y de encontrar el valor de aferrarte a
tus convicciones. Es acerca de la esperanza, y sobre todo esperanza del futuro.

ELEMENTALES DEL FUEGO- DJIN

Si estás de pie en el calor de un día de verano, y buscas en el cielo, puedes quedar
deslumbrado por el resplandor de la luz, pero si miras fijamente en lo profundo del corazón de un bosque en llamas, tal vez puedas ver una figura resplandeciente que danza en el centro. Ese es Djinn, y su Reino queda en el
corazón del Sol y de todos los Fuegos de la tierra, porque él es el Señor del Elemento
Fuego, y reside bajo la jurisdicción del Arcángel Mikael, su Amo. Cuando se le pide
protección a Mikael, se puede ver a Djinn fluctuando al lado de Él, ávido de cumplir Sus mandatos, como un magnífico genio de la lámpara. Juntos, estos Grandes Seres
poderosos dirigen y controlan el movimiento del Fuego, y las fuerzas de la energía de vida alrededor de la tierra. Quien ve a este Rey Omnipotente dice que se
les aparece como una explosión de energía estallando en luz, la forma puntiaguda táctil,
dotado con zarcillos de calor al rojo blanco y chispas de Fuego, una vibrante masa de
llama viviente. Sus ojos de diamante brillan con la oscuridad de las ascuas de carbón, y
su capa va del vibrante amarillo al rojo de la lava fundida cuando hace erupción desde
adentro de la profundidad de los iracundos volcanes de la tierra.
Este Rey es imponente en magnitud, y tan incontenible y aterrador como una tormenta
eléctrica pero, aunque parezca feroz, también puede ser tan gentil y confortante como la
trémula luz de una vela en un cuarto oscuro, o el calor moderado de una lámpara en una
noche invernal. Se dice que si nos atrevemos a captar su mirada, Djinn nos retendrá
inmóviles y cautivos, suspendidos en su mirada fija, a medida que quema hasta llegar
a los profundos deseos de nuestros corazones -deseos que laten en el centro de nuestro
ser- y que cuando habla el crujido de las hogueras resuena en su voz.
Es por la fuerza del poder de Djinn que atrae a las diminutas chispas de luz -las
Salamandras de su Reino- bajo su mandato. Luminosos y exigentes, llevan sus linternas
dentro de sí mismos, llameantes y chispeantes, titilando y cayendo en forma de
cascada mientras lo rodean, estallando con energía en su insistencia por entrar en acción. Se dice que, si cerramos nuestros ojos y nos
concentramos en nuestra visión interna, podríamos tener la suerte de ver a estos
chispeantes seres elementales fluctuar y caer en cascada como un reguero de estrellas
luminosas puntiagudas, a medida que se unen en móvil formación, haciendo la danza
de la vida en los Fuegos de nuestro corazón.

Fuente : Orden del León Blanco

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