Las Diosas pájaro y las Diosas serpiente.

Diosa Serpiente Ur (Mesopotamia)

Diosa Serpiente Ur (Mesopotamia)

En el paleolítico comenzamos a encontrar las primeras manifestaciones mágico – religiosas. Y podemos ver dos imágenes claves en relación a divinidad. Una que esta es femenina y la otra es que regula la vida y la muerte. Se la representa o asocia por un lado a las aves, las Diosas pájaro, que son divinidades celestes y simbolizan el mundo espiritual. Ella es la creadora del Universo, que se genera a en el huevo cósmico. Y por otro a las serpientes, que son símbolo de la regeneración y renacimiento, estando estas Diosas serpientes vinculadas con la tierra y lo terrenal, y los ciclos de nacimiento, muerte y renacimiento. Ambas son dos caras de una misma realidad. El mundo terrenal y espiritual están vinculados y uno da paso al otro de forma cíclica.

Estas Diosas Madre también están fuertemente vinculadas al agua, y es a través del agua que se puede pasar de un mundo al otro. Las aguas del nacimiento o las aguas de la muerte. Además el agua cae del cielo (la lluvia) y forma los ríos y mares, a la vez que fertilizan la tierra. Estas son las aguas que traen la vida. Pero también entran en lo profundo de la tierra, en cavernas, pozos, ríos subterráneos y es ahí, en las aguas de la muerte, donde se gesta la nueva vida, Y solo entrando en el mundo subterráneo se puede renacer de nuevo. Así el agua es el vínculo que articula el doble aspecto de la Diosa como dadora de vida y generatriz o  dispensadora de muerte y destructora. Ambas necesarias e interrelacionadas en los ciclos naturales.

Diosa Pájaro. Dupljaja.

Diosa Pájaro. Dupljaja.

Estas Diosas se han representado como aves o mujeres con cabeza de pájaro y aladas. O bien con cabezas y rostros serpentinos. Que irán evolucionando, según la zona y la cultura local, pero preservan rasgos de estas antiguas Diosas.

Durante el Neolítico (10.000 al 5.500 a.C.) y el Calcolítico, también llamado Edad del Bronce que se extiende del 5.500 a.C. hasta el 3.5000 a.C., la Diosa Madre es el foco espiritual de la cultura megalítica de Europa occidental, así como de las culturas neolíticas de la Vieja Europa y de Çatal Hüyük, en el Oriente Medio. Estas culturas neolíticas son pacíficas e igualitarias. Y la Diosa o Diosas son epicentro cultural y religioso.

Es el momento de la llamada Revolución Neolítica que la humanidad se liberó de la «necesidad» de vivir de acuerdo con lo que la naturaleza le ofrecía o se negaba a conceder. El ser humano intervine en los misterios de los procesos de crecimiento, mediante la agricultura y la ganadería. El ser humano, principalmente las mujeres, aprende a tejer telas, construir recipientes para contener la comida, cultivar, edificar casas y aldeas. La vida, después de la desaparición de los últimos glaciares, se asentó en los fértiles valles de los ríos y en los verdes pastos del interior de los continentes.

Robert Briffault en “The Mothers” dice que la mujer ejercía actividades que reflejaban el poder de la Diosa, como la siembra y siega del grano, su elaboración y transformación en pan, la cocción de vasijas, el tejer y teñir telas, la recolección de hierbas medicinales… Por eso dice Mircea Eliade que en esta época “las mujeres y la sacralizad femenina se elevan a primera categoría” (Historia de la Ideas religiosas, Vol. 1, Pág. 40-1). Las mujeres se convierten en las dueñas de los campos cultivados, surge la matrilocación, por la que el marido quedaba obligado a vivir en casa de la mujer.

La Diosa, de la cual desconocemos su nombre o sus epítetos, es representada como la puerta o umbral a través de la que se penetra en esta vida o se abandona este mundo. Algunos animales y plantas son la epifanía de su presencia: en el Paleolítico los pájaros y las serpientes, en el Neolítico ademas de la grulla, el cisne, la oca, el pato, la lechuza, el sormomujo y el buitre; también la mariposa y la abeja.

Como consecuencia del descubrimiento de la agricultura entra en escena una nueva imagen la de la Diosa de la vegetación, protectora de la siembra y de la cosecha del grano, perviviendo durante miles de años después.

Los animales que representan a la Diosa sufren algunos cambios y aunque mantienen su papel central los animales paleolíticos entran en escena otros como los bóvidos, leones, osos, ciervos, erizos, orugas, comadrejas, sapos, carneros, perros y cerdos.

Los símbolos de la Diosa continúan siendo la espiral, los galones, las figuras en zigzags, meandros y redes, que encarnan diversos aspectos del poder de la Diosa. El meandro es la imagen estilizada de la serpiente, que simboliza las aguas del “más allá” o aguas del inframundo. Colocado el meandro sobre el vientre de la Diosa, identifica el misterio central de la vida como misterio del nacimiento.

En posteriores etapas la Diosa se va alejando del mundo natural y sus representaciones van tomando aspectos mas antropocéntricos. Sin perder sus rasgos, es así que aparecen las Diosas alada como Ishtar o Isis.

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