El Altar de trabajo

Hablar del altar de trabajo es hablar de como establecemos nuestra relación con lo sagrado, con lo oculto que hay en lo más profundo de nuestra psique y de como nos relacionamos con el Mundo de los Espíritus. El altar se convierte en una superficie de trabajo donde colocamos nuestras herramientas de poder y llevamos a cabo los ritos. Su complejidad o simpleza dependen de la persona que lo crea o de la tradición que se siga.

El altar es algo común a la mayoría de las tradiciones, corrientes espirituales y religiones. Es una manifestación del mundo interior del practicante, en él que se corporeizan los símbolos y concepciones internas. Podemos decir que crear un altar es como echar un vistazo a nuestro microcosmos y a como nos relacionamos con lo sagrado que hay a nuestro alrededor. En el altar establecemos un lugar de encuentro con los poderes que trabajamos y a los que adoramos.

“ Muchas brujas destinan un lugar especial, una esquina de su casa para meditar y allí colocan su altar personal. Estos altares son tan bonitos, expresivos y variados como la gente que los realiza. Tienden a cambiar constantemente (…) Nuestro altar nos recuerda que necesitamos tiempo y espacio en nuestra vida para nuestra relación con lo divino y con nuestra alma. Nuestro altar nos recuerda que nuestra vida interior también precisa atención (…) El propósito de mantener un altar es que nos ofrece un lugar para practicar la magia.”

Starhawk, El aprendizaje de una maga, Edaf 2001

Habitualmente el altar se erige al principio de cada rito o, en el caso de tener uno fijo, se suele limpiar y consagrar. Este acto marca el inicio del trabajo y es una forma de decir a nuestro cerebro que se prepare para lo extraordinario y lo mágico, una forma de dejar atrás el mundo corriente y adentrarnos en el terreno de lo sagrado.

El rito para montar el altar puede ser tan sencillo o complejo como deseemos. Normalmente incluye una limpieza física y energética de la superficie a utilizar seguida de una consagración en la cual se “viste” el altar con aquello que queramos colocar sobre él. Dependiendo del rito que vayamos a realizar la decoración varía para adaptarse a nuestras necesidades.

En un círculo de trabajo habitual solemos encontrarnos las herramientas que vayamos a utilizar ese día y todo el material necesario. A veces podemos montar un altar simplemente como un espacio de belleza, contemplación y oración. Debemos dejar que nuestra imaginación sea totalmente libre y utilizar aquellos objetos que nos conecten con lo sagrado.

Según vayamos trabajando con el altar este se cargará con nuestra energía y con la energía que manifestemos en nuestros rituales. Es habitual percibir esta energía como una especie de neblina que envuelve y penetra el altar. Podemos observar que las flores se conservan más tiempo frescas, que las ofrendas no se descomponen tan rápido y una serie de fenómenos propios de un lugar que acumula energía.

Como parte del mobiliario típico del altar nos encontramos con las herramientas de trabajo. El origen de estas herramientas se hunde en la noche de los tiempos. Iremos explorando cada una de estas herramientas en próximas publicaciones.

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