Rasgando el Velo

De un tiempo para atrás la muerte es un hecho que me interesa tanto como la vida, es curioso ya que a lo largo de todos estos años siempre ha estado ahí pero nunca me había llamado la atención tanto como ahora, pero poco a poco mi interés por la misma ha ido en creciendo, quizá como muchos otros me sentía inmortal o quizás fuesen cosas de juventud pero según van pasando los años ese sentimiento de inmortalidad va desapareciendo y de repente un pequeño miedo emerge desde tu interior anunciándote de que tú también tienes fecha de caducidad y de que algún día tendrás que abandonar este plano, y cuando uno es realmente consciente de este hecho, que es irrefutable siente miedo en mayúsculas porque sabes inequívocamente que llegara y que estarás solo en ese momento, al igual que viniste a este mundo solo, te vas solo y ahí aparecen todas las incógnitas y todos los miedos, el miedo al muerte es tan antiguo como la humanidad.

Es inevitable decir que la vida y la muerte van de la mano y que no distingue de clases sociales, razas o sexo, nadie ni nada está libre de una reunión con la muerte y según pasan los años vas teniendo invitaciones de la misma en la que estas más cerca o más lejos de ella, hasta que al final te llega y el protagonista de la fiesta eres tú y estas dentro de un ataúd.

Como paganos lo vemos en la rueda y lo apreciamos en la naturaleza, año tras año vemos morir y nacer la naturaleza a nuestro alrededor , celebramos tanto ritos de vida como ritos de muerte, sabemos que nada ni nadie escapa a la rueda y lo vemos como algo natural y normal, siempre decimos “Es la rueda”, “nadie escapa a la rueda” incluso lo vemos como algo normal, pero cuando nos toca de cerca ahí es cuando realmente nos cuesta, lagrima y dolor se funden en uno y nos atraviesa el alma y aunque todo el mundo intenta reconfortarnos no hay nada capaz de acallar ese llanto vacío de nuestro alma al ver partir a ese ser querido, solo el tiempo y la esperanza de volver a ver en otra vida a esta persona nos alivia nuestro pesar.

En la mayoría de las religiones se promete otra vida después de esta, una vida mejor, una vida en el paraíso e incluso una vida en un jardín con cientos de vírgenes. Dentro del paganismo la mayoría cree en el Midsummer land o también llamado Tierra del Eterno Verano, otros sin embargo se aferran a la ley Kármica de la reencarnación. Son muchas las teorías pero todo el mundo te da una solución al problema de la muerte y mires a donde mires cada uno te dirá su verdad de una manera convencida pero llegado el momento somos humanos y el miedo es libre y nadie quiere irse al otro lado del velo.

Entendería que personas que no son creyentes o ateos al final de sus vidas tuviesen miedo por este hecho total para ellos es el fin, no hay esperanza, se apaga la luz y se acabó. Pero se supone que algunos de nosotros que incluso tenemos experiencias con la otra parte del velo aun tengamos miedo? ¿O es por lo desconocido? .

Sé que dentro de esa normalidad del ciclo de la vida y de la muerte nos duele menos o es un hecho más esperado cuando la persona que se va ha cumplido con su ciclo y ha vivido muchos años, y es mucho más duro cuando aquellos que se van lo hacen de repente y como si de alguna manera se tratase su vida se trunca y cientos de sueños se rompen y se quedan sin sentido, y clamamos al cielo y nos preguntamos el ¿Por qué? Y nada ni nadie es capaz de darnos una explicación de porqué sean ido, mala lotería? Cuando te toca, te toca, decían en el último funeral que estuve. Muchos de nosotros creemos con una fe acérrima el que las cosas tienen una explicación y un sentido, pero cuando ciertas vidas se truncan de repente, las repuestas clamadas al cielo nunca llegan e hincamos las rodillas a la tierra reclamando nuestra parte de mortalidad.

Dentro de mi experiencia personal, dentro de mi mundo onírico en el cual cada día o más bien cada noche me convierto caminante de sueños, en estos mismos en varias ocasiones he tenido contacto con personas que en teoría habían abandonado este plano , sé que otras personas nos les hace falta tienen dones de ver más allá del velo sin necesidad de hacerlo en el mundo onírico, yo recurro al mundo onírico y cuando se me han presentado a mi simplemente lo han hecho para tranquilizarme o para comunicarme que se encontraban bien y en perfecto estado quizá dando un mensaje de esperanza y de tranquilidad, algo común que había en sus mensajes era la luz, y la paz y ciertamente al despertar a la mañana siguiente el sentimiento de paz en mi interior era inmenso, también el de nostalgia.

Lo que sí que tengo muy claro es lo que quiero en mi rito de despedida, no quiero velos negros, ni llantos, quiero una despedida pero como la haces a un amigo al que sabes que volverás a ver, que no sabes cuándo, pero si sabes que lo vas a volver a ver.

Ratziel

 

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