La rueda del año (Ostara)

La promesa del nacimiento, como cada Sabbat menor anuncia lo que está por venir en el siguiente. Y tras Ostara llega Beltane, cuando el Dios nace, regresando del mundo de los Shides al mundo de los hombres.

Estamos en el equinoccio de primavera  y los días han aumentado su duración, en detrimento de la noche, y es evidente ya en todos los sentidos. Día y noche se igualan, el equilibrio entre ambas fuerzas es uno de los pilares de esta festividad.

Pero no podemos olvidarnos de otro muy importe simbolizado por la liebre y el huevo. La fertilidad y el renacimiento.

El huevo es un símbolo universal de vida y fertilidad. La tradición de buscar los huevos de Ostara viene muy antiguo, de cuando las gallinas y otras aves de corral vivían sueltas y ponían en cualquier lugar.

Como las gallinas no ponen huevos en invierno, cuando viven en libertad, encontrar un huevo indicaba el comienzo de la primavera y el fin del invierno.

La libre es animal asociado a la Diosa Oestre y la representa en este plano, es una animal de gran fertilidad y por tanto representa la capacidad re-generativa de la Naturaleza. Es un animal asociado con la Luna tanto por su fecundidad como por tener hábitos nocturnos.

En este momento salir al exterior es un placer, los árboles se visten con nuevas galas, las temperaturas se suavizan y los días son más templados. Hay música en el aire, la lluvia, el viento y los pájaros cantan para despertar a la Naturaleza. Y el Sol toca el corazón de la Madre Tierra llegándole de calor y vida despierta en Ella.

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Este Sabbat toma el nombre Oestre (Ostara en Ingles antiguo) una Divinidad Germánica de la primavera y la fertilidad, cuyo nombre significa brillante o brillar, es asociada con diversas Diosa que guardan los mismos atributos y similitudes. Entre ellas la diosa griega Eos, la diosa acadia Ishtar, la fenicia Astarte, ect.

Para sumerios y babilónicos esta fecha marcaba el comienzo del año. Momento que culminaba, tras doce días de fiestas, con el Hierosgamos de Ishtar y Dumuzzi, símbolo del renacimiento de la Naturaleza, representados por la Suma Sacerdotisa y el Rey.

Esta ceremonia consagraba por un año más al rey en su posición. Posiblemente vestigios de una cultura mucho más antigua donde la mujer confería estatus al hombre.

Es costumbre adornar las casas con huevos pintados y poner liebres y huevos de chocolate. Una de las actividades más divertidas, si se dispone de un jardín o de un parque, es esconder huevos para que los más pequeños de la casa los busquen.

Encontrar un huevo, como antiguo, es un símbolo de buena suerte.

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