Eda poética de Odín

Sé que colgué de ese árbol barrido por el viento, meciéndome durante nueve largas noches, herido por mi propia espada, ensangrentado para Odín, yo mismo una ofrenda para mí mismo: atado al árbol del que ningún hombre conoce hacia dónde corren sus raíces. Nadie me dio pan, nadie me dio agua. Hacia los abismos más profundos me asomé hasta que avisté las Runas. Lanzando un rugido las tomé para luego caer, aturdido y débil. Gané…

Continuar leyendo…