La leyenda de la Cueva de Salamanca

¿Cuál es el poder que tienen las leyendas sobre nosotros? Seguramente es la posibilidad de sembrarnos la duda. Cuando me cuentan acerca de la leyenda de un lugar, siempre pienso ¿es solamente una simple historia?.

Los invito a que conozcamos esta increíble leyenda que tiene Salamanca. Un relato cargado de magia, misterio, religiosidad. Un cuento que forma parte de la historia popular de la ciudad: La leyenda de la Cueva de Salamanca.
La Cueva se encuentra situada en la Plaza de Carvajal en lo que antiguamente era la Iglesia de San Ciprián. La cueva estaba ubicada justo detrás de la sacristía, donde se decía que se practicaban todo tipo de rituales mágicos.
Esta historia, sumamente interesante, ha recorrido todo el mundo y formado parte de numerosas obras literarias. Autores como Cervantes, Calderón de la Barca, Escilla, Torres Villarroel, Feijoo, Francisco Botello de Moraes, Walter Scott o Ricardo de Rojas hablan sobre este místico lugar.
¿Qué espera para arribar hasta aquí y que comencemos juntos este recorrido? Emprendamos la visita.

La cueva mágica
Toda leyenda, siempre tiene un relato “oficial”. El que les contaré ahora es el que se ha impuesto por las calles de Salamanca captando la atención de todos los visitantes.

Esta leyenda española, tiene sus orígenes en un hecho real. En la antigua Iglesia de San Ciprián, existía un sacristán conocido como Clemente Potosí, que dictaba clases de astrología, geomancia, hidromancia, piromancia y quiromancia. El objetivo de estas clases era poder enseñar y aprender las artes adivinatorias. El contenido específico que se daba en estos encuentros no era muy conocido por el resto de la sociedad debido a que quienes lo practicaban guardaban un pacto de silencio. Este hermetismo, incentivó las dudas y cultivó la imaginación de todos.

Por las calles de Salamanca se comentaba que este sacerdote, era en realidad el diablo y que lo que estaba transmitiendo a sus alumnos eran las claves de la magia oscura. El relato continúa. Los alumnos que asistían a estas clases, siempre eran siete, número asociado a lo místico. El pago del curso era muy peculiar. Uno de los asistentes que salía sorteado, debía pagar por todos los demás. Si el joven, no podía realizar este pago, recibiría pues el castigo de quedar encerrado en la cueva. Pero un joven pudo escapar  y hacer conocida esta historia.
El fue el Marqués de Villena, Enrique de Aragón. Este joven que se encontraba en Salamanca estudiando en la Universidad pública, pudo huir de la cueva engañando al monje. Se ocultó dentro de una tinaja y cuando abrieron la puerta se escabulló sin ser visto. Se escondió en la iglesia, hasta poder salir definitivamente a la ciudad de Salamanca.

De esta manera, esta historia llega a su fin. Durante el reinado de Isabel La Católica se ordenó tapiar preventivamente el acceso a la cueva. Luego, en el año 1580 la iglesia fue derribada, perdiéndose gran parte de ella. A partir de allí, el lugar fue utilizado como carbonería o depósito de desperdicios. Recién en el siglo XX, fue restaurada y puesta en condiciones para la visita de turistas y personas atrapadas por esta sorprendente historia.

Fuente: http://blog.reservahotelessalamanca.com/ciudad-de-salamanca/la-leyenda-de-la-cueva-de-salamanca

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