La cruz templaria

Es la estructura cruciforme de ocho puntas – dos por cada brazo de una cruz griega de aspas iguales – sobre la que, supuestamente, esta basado un alfabeto secreto que emplearon los templarios para dar cuenta cabal y críptica de sus transacciones comerciales y de determinados mensajes confidenciales. Las letras en este alfabeto, estarían representadas por ángulos y puntos determinados por la estructura misma de la cruz y podrían ser leídos mediante un módulo en forma de medalla que algunos caballeros portarían pendiente del cuello. Sin necesidad de que hayamos de conceder credibilidad absoluta a esta suposición, no cabe duda de que un alfabeto de esta clase o muy parecido fue utilizado por las logias de constructores medievales.

Y que muros enteros de construcciónes sagradas, como se da en uno de los muros exteriores de la catedral de Toledo, muestran en sus piedras signos procedentes, sin lugar a dudas razonables, de estos alfabetos gráficos secretos. El simbolismo templario: Ocho más Uno igual a Nueve Después de la cruz esotérica de la Orden, La Tau, y de la cruz mágica, la Patriarcal -también conocida como Cruz de Caravaca-, los templarios otorgaban especial importancia a la cruz de ocho puntas, denominada heraldicamente «Cruz de las Ocho Beatitudes» o «Bienaventuranzas», que según diversos autores contenía en sí el alfabeto secreto de la Orden. La cruz de ocho puntas, incluida en un polígono, producirá un octógono… Así pues, dicha cruz serviría como símbolo base para el trazado octogonal en la planta de las capillas mistéricas templarios. En este plano arquitectónico, al signo mediador del 8, los caballeros constructores añadían la significación central de la cruz, la Unidad, invisible en la construcción material pero sin la cual ésta no existiría.

Ya que estas capillas octogonales no se entienden si no es en relación al centro, a la unidad, al Uno. Ese centro supremo, invisible e intangible, que sumado a la realidad visible del ocho producirá el nueve: 8 + 1 = 9. Resumiendo, el esquema constructivo de estos edificios, basado en la cruz de ocho puntas, contiene en sí tanto el número 8 como el 9. ¿Mas, por qué estos dos números precisamente? ¿A qué simbolismo cabalístico respondían? A este respecto citaremos las palabras de J. Bergier: «La bandera de los templarios era simplemente la representación simbólica del templo… Su campo estaba jaquelado de 81 piezas de sable y plata… Este campo era, pues, en realidad, lo que el Oriente denomina una mandala (dibujo sagrado de esencia mágica).

Los mandala más clásicos son los que contienen grandes cuadrados divididos en cuadros menores de números determinados… 64 u 81. El cuadrado de 81 que se compone de 9 X 9 y consta de una casa central, es un Cuadrado Celeste; el de 64 se forma de 8 x 8… Está dedicado a la Virgen Eterna,-madre de todas las tradiciones. Es un Cuadrado Terrestre. Nos hallamos aquí en contacto con los iniciados alquimistas que manejan perfectamente el simbolismo de las cifras para despistar, pues la multiplicación del número 8 por si mismo corresponde a la transformación, a la mutación, en lenguaje alquímico: la obtención de la «piedra filosofal». La alianza de aquellos caballeros, tanto templarios como teutónicos, al lado de Federico 11 Hohenstaufen encubría algo más importante, de ser cierto que los templarios pasaban por ser custodios y continuadores de un misterio de capital importancia. ¿Era el Grial, símbolo del conocimiento, primera etapa hacia la dominación del mundo? Parece, en efecto, que el sueño mayor de la Orden, la meta suprema de sus actividades, fue el resurgimiento del concepto de Imperio: especie de federación de Estados autónomos puestos bajo la dirección de dos jefes, uno espiritual, el Papa, y el otro político, el Emperador, ambos elegidos e independientes el uno del otro.

Por encima del Emperador y del Pontífice, una autoridad suprema misteriosa. El Preste Juan o Rey del Mundo, residente en el invisible Centro Supremo o Lugar Central …… Un ejemplo de que los edificios poligonales templarios respondían a este simbolismo, lo tenemos gráficamente reflejado en el pavimento de la Capilla del Temple, en Laon (Francia), de planta octogonal. Aunque en las demás iglesias poligonales podemos deducirlo de sus diferentes elementos estructurales. Veamos cómo. Una constante en dichas construcciones es el doble recinto interno-externo, en Eunate mediante la capilla y su arquería externa; en Torres del Río por la capilla y la linterna, reproducción a escala de aquella; en la Vera Cruz (Segovia) con el cuerpo central interior y los muros de la capilla; en Tomar mediante un cuerpo central octogonal y los dieciséis muros de la capilla; en Saint-Michel d’Entraigues mediante el cuerpo octogonal y los ocho pétalos absidiales; etc. A su vez el cuerpo central suele constar, generalmente, de dos pisos. Este doble recinto, 8 X 8 =64, nos proporciona el Cuadrado Terrestre del mandala simbólico. Añadiéndole el centro, la unidad invisible pero latente, tenemos el 9 X 9 =Sí, el Cuadrado Celeste. Y si tenemos en cuenta que estas capillas no estaban destinadas al culto público en la época templária, sino a los ritos de iniciación de la Orden, no debe extrañarnos la presencia de estos mandala occidentales, que serían objeto de mística meditación por parte de los aspirantes a dicha iniciación. Hasta el momento sólo hemos encontrado uno de ellos inscrito en el pavimento de una de dichas capillas poligonales, la ya citada del Temple en Laon (Francia). El mandala se halla en el ábside y está formado mediante baldosas blancas y negras -dualidad del yin yang-, constando de un doble cuadrado que tiene por centro la cruz de ocho puntas. Esta a su vez, contiene otro cuadrado en el que se inscribe una pequeña cruz griega de brazos flordelisados, bordeada por una inscripción desgraciadamente ilegible. El conjunto suma 64 cuadrados, es pues un mandala o Cuadrado Terrestre.

Vemos así cómo, además de estar implícitos en el plano del edificio, los mandaras estaban presentes en su pavimiento con el objeto de servir como elementos del ritual iniciático del Temple. Por desgracia los pavimentos ori- ginales no se conservan en las demás iglesias poligonales. Pero es un hecho que, al igual que las grandes catedrales tenían sus laberintos, muchos de ellos octogonales, como mandaras para el pueblo, 14 estas pequeñas iglesias iniciáticas tenían el suyo como objeto ritual para los caballeros del Temple y los Constructores. Pero profundicemos en el significado de esos números, 8 y 9, atienden- do a sus raíces sustentadas en la cábala hebraica. La expresión simbólica del número ocho indica lo que tiende a la forma, el plasma-mater en cuyo seno dormita la vida, en una palabra: la existencia elemental. Se asocia a la justicia o equilibrio de las cosas porque está formado por dos números pares, es luz y sombra, su simbolisrno puede aso- ciarse a la dualidad complementaria del yin-yang, y la representación grá- fica de este signo constituye el mandala por excelencia: un mandala octo- gonal, como la planta de las capillas templarios, muy semejante a ciertos la- herintos medievales. En la cábala el número ocho corresponde a la letra Heth (equivalente a nuestras H, J), que indica predominio de¡ intelecto sobre la materia, de la experiencia sobre la fuerza, de¡ conocimiento organizado sobre el simple impulso.

Ahora bien, esa vida latente, esa existencia elemental, esa dualidad equilibrada, toma forma y adquiere carácter definido solamente cuando entra en contacto con la unidad. Y ocho más la unidad nos da nueve. Además, ese plasma-mater que contiene la vida no es otra cosa que la expresión simbólica de la Madre-Tierra: la Virgen Eterna o Virgen Negra, venerada por el Temple en sus encomiendas e iglesias poligonales, que solamente toma forma cuando es fecundada, cuando entra en contacto, con la Unidad Divina: Dios, produciendo una nueva vida semihumana-semidivina. Esto explica suficientemente el hecho de que la iglesia de la Natividad (s.iv), en Belén, sea octogonal. El nueve, equivalente cabalistico de la letra hebrea Teth (correspondiente a nuestras 1, T), significa serpiente y sabiduría, indicando misterio, lo in- sondable, ocultación, conservación y renovación. Es el número del iniciado, expresando la razón de ser de todas las formas porque contiene en si a todos los demás números simples. Es la síntesis del bien y del mal, la resta y la suma de todo lo que ha sucedido. En su interpretación jeroglífico significa asilo, refugio que el hombre se proporciona para protegerse de los peligros exteriores e interiores que lo acechan. Y, atención, su significado esotérico más oculto es el dé una muralla escondida y erigida para salvaguardar un anhelado tesoro o custodiar un objeto apreciado rodeado de peligros. ¿El Grial?… ¿Algún Lignum Crucis?… Su representación geométrica viene dada por tres triángulos. ¿Los dos que sobre la planta de algunas iglesias poligonales trazan el Sello de Salomón, más el triángulo que delirníta su alzado?… Para finalizar, en la cábala el número 8 o letra Heth corresponde al octavo sefirá: Hod (Gloria); el número 9 o letra Teth corresponde al noveno sefirá: Yesod (Fundación).» Las capillas poligonales, puesto que participan tanto de uno como de otro signo, se nos revelan como la Gloria de la Fundación, fundación que no puede ser otra que la Orden del Temple.

– El significado de sus ocho Beatitudes es:

1ª Beatitud:  Poseer el contento espiritual.

2ª Beatitud:  Vivir sin malicia.

3ª Beatitud:  Llorar los pecados.

4ª Beatitud:  Humillarse al ser ultrajados.

5ª Beatitud: Amar la justicia.

6ª Beatitud: Ser misericordiosos.

7ª Beatitud: Ser sinceros y limpios de corazón.

8ª Beatitud: Sufrir con paciencia las persecuciones.




Fuente: http://www.templemexico.org, http://templarioshoomer.iespana.es

Un comentario

  1. muchas gracias

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