EL MACROCOSMOS Y EL MICROCOSMOS

EL MACROCOSMOS Y EL MICROCOSMOS

Quod superius Quod inferius

Este Pantaculo que está tomado por Manly P. Hall, el gran esoterista norteamericano, del «Dogma y Ritual» del famoso Eliphas Levi, y el cual vamos a intentar interpretar nosotros ahora, se le conoce con los nombres siguientes:

El Macrocosmos y el Microcosmos

El Macroposopus y el Microposopus

El Gran Símbolo de Salomón

El Anciano de los Días

El Anciano Único

El Jehová Blanco y el Jehová Negro

El Dios de la Luz y el Dios

de las Reflexiones.

Este símbolo oculta una gran

enseñanza kabalística.

Vamos a interpretarlo de arriba hacia abajo, en el mundo de la luz, sobre la línea del horizonte.

Comenzando por la Triple Tiara que ostenta en la cabeza El Anciano Único y que se refleja en el fondo del abismo, se simbolizan Los Tres Mundos de la Kabbalah que son:

NEPHESH (Espíritu)

RUACH (Aire. Soplo)

NESCHAMAH (Alma)

El globo rematado por la cruz es El Imperio del Espíritu (Ain-Soph-Aur) sobre esos Tres Mundos que a su vez se reflejan en los Diez Sephiroths como sigue:

Nephesh forma el primer grupo con Macroposopo, El Padre y La Madre. Neschamah forma el segundo grupo con Microposopo y La Esposa. Y Ruach forma el tercer grupo para reunir las Cinco Personas de la Kabbalah y que son:

El Anciano o Macroposopo

El Padre

La Madre

El Hijo, Rey o Microposopo

La reina, esposa del Microposopo

Aunque parezca confusa esta relación, sin embargo, el estudiante perspicaz, serio, intuitivo, puede encontrar mucho si se lo propone. La Kabbalah desconcierta, pero también revela.

De la boca del Jehová Blanco salen siete rayos de colores, siete ráfagas de luz, como alientos, como soplos originales, pero que al chocar con el límite formado por la cruz central (la cruz de los Elementos), se convierten en fuerzas creadoras que constituyen los siete principios activos de la Naturaleza.

Pero antes de seguir, conviene advertir que los ojos y la boca del Anciano Único forman un triángulo como símbolo de que la Trinidad es la manifestación de la Unidad a través de la Polaridad. La Trinidad clásica de Kether, Chomach y Binah, que significan la Razón, la Necesidad y la Libertad. Es decir:

La Razón de Ser

La Necesidad de seguir Siendo

La Libertad de Ser.

La cabeza y los dos brazos originales, unidos a la cabeza y los dos brazos del reflejo, forman El Gran Sello de Salomón, El Exalma o La Estrella de David.

Los dos triángulos entrelazados simbolizan la fusión de las fuerzas espirituales y materiales en la constitución humana. La atracción y repulsión hacia el Bien o el Mal, que estas fuerzas operan en el alma del hombre.

El triángulo con el vértice hacia arriba, es la materia espiritualizada. Son los anhelos blancos del alma tratando de alcanzar las alturas del Espíritu.

Y el triángulo con el vértice hacia abajo es el Espíritu que se materializa, para dar vida e inteligencia a la forma.

Volviendo a las siete ráfagas de luz, a los siete listones de colores que al fundirse en el espectro solar forman una sola luz blanca, así también las Siete Fuerzas son en esencia una sola, pero su divergencia produce en el Reino de la Naturaleza la ilusión de ser muchas.

El gran axioma oculto de que «Así como es arriba es abajo» tiene su mejor expresión en este profundo Pantaculo, pues permite comprender ciertos principios cósmicos que, por dogmáticos, son siempre confusos.

Así como el Universo es el reflejo del Anciano Único, así también el cuerpo humano es el reflejo de la imagen invertida del Espíritu del Hombre.

Es así como la reflexión de la Deidad se hace visible en la Naturaleza, pero son los errores de los hombres los que producen las sombras.

El Jehová Blanco contenido en el semicírculo superior es la Omnipresencia de Dios, viva siempre en todos los confines del Universo, vibrando eternamente. Creando la luz, siendo la luz y manifestando la luz.

Es la misericordia infinita de Dios, latente en todo tiempo y lugar, como suprema bendición para la humanidad.

Y el Jehová Negro contenido en el semicírculo inferior es el Mundo de las sombras. El Imperio del Mal. El Caos. El dolor y la miseria hechos carne en el cuerpo del hombre, por el pecado y la maldad. Es el Abismo de Tinieblas en que se debate la humanidad por la ignorancia, el crimen, la guerra y el odio. Es la ausencia de la luz. Es la Justicia Divina castigando inflexible a los que osan enfrentársele.

Luz y sombra, armonía e inarmonía, silencio y ruido, majestad y ruínidad, alegría y tristeza, amor y odio, vida y muerte, todo esto y más como premio o castigo, como cumbre o abismo según se incline el hombre.

Arriba está la luz. Abajo está la obscuridad.

A la derecha está la senda del Bien. A la izquierda está la senda del Mal.

Tal es a grandes rasgos la enseñanza esotérica que he podido encontrar en este bello y profundo Pantaclo.

Finalmente, como corolario, en la Doctrina Secreta de los hindúes, los Siete Rayos de la Divinidad que en este Pantaclo salen de la boca del Anciano Único, del Anciano de los Días, de El Señor del Mundo, del Único Iniciador, del Primer Kumara, se simbolizan por las siete sílabas del antiguo, místico y poderoso Mantram.

A – UM – MA – NI – PAD – ME – HUM

Fuente: Simbolos Esotericos – Alberto Moncada

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