El Ego y sus Mecanismos, por Sol Naciente (Facebook)

Se habla mucho sobre esa parte de nosotros llamada ego, sin embargo, se nos hace confuso identificarla sin entender porqué existe y cuáles son los mecanismos que utiliza para obtener el dominio y control de nuestro ser.
Una vez un amigo me comentó que había asistido a una reunión donde se realizó una canalización de la Madre María y alguien le preguntó a María: ¿qué es el ego?. Y ella respondió con mucha simplicidad: «el ego es una energía neutra». Me gustó mucho esta respuesta porque si bien podemos haber escuchado muchas veces que una de las metas en nuestro camino de crecimiento personal y espiritual es «vencer» o «matar» al ego, la verdad que el ego es una energía necesaria para encarnar en este planeta y no es ni buena ni mala por sí misma. Simplemente actuará de un modo sano o enfermo dependiendo de cómo se ha ido creando y fortaleciendo esa energía en nosotros. Un ego sano se incorporará armoniosamente a nuestro ser, impulsando nuestro avance. Un ego enfermo tratará de separarnos de nuestro verdadero ser y del resto de la creación.

Hay una pregunta que siempre queda sin respuesta y esta pregunta es: ¿quién soy?. El ego, tal como yo lo veo, es la parte de nuestra mente que trata constantemente de contestarnos esa pregunta. Para poder darnos una respuesta, el ego va recolectando una cantidad enorme de datos a través de todas las experiencias de nuestra vida y así se crea una estructura que va creciendo y aprendiendo en nosotros y a través de la cual, interactuamos como un individuo en esta realidad.
Para poder interactuar en esta realidad el ego es imprescindible. Si tu vas al banco a hacer una transacción de dinero, es importante que puedas decir que eres Pedro Pérez y que tu número de cuenta es la 84321. Para vivir en esta realidad, necesitas ser consciente de tu cuerpo, del país donde vives, tu dirección, el nombre de tus padres, quién es tu pareja, tus hijos, cuál es tu profesión, cuál es tu trabajo, lo que te gusta y no te gusta, quiénes son tus amigos, los conocimientos que posees y lo que desconoces, las normas sociales y culturales, las leyes, tus habilidades y muchos aspectos más. A medida que vas creciendo, este banco de datos se amplía y crece y continua definiéndote como individuo. El ego le da estructura a toda esta información y nos define como individuos. El ego es vital para nosotros y es un gran protector, si tu no eres un médico cirujano y vas a operar a una persona, el ego encenderá todas sus alarmas y gritará ¡NO! ¡yo no soy médico cirujano!

Hasta aquí todo va bien, entonces, ¿cuál es el problema con el ego? Uno de los principales problemas es que el ego se desarrolla tomando como base la realidad que nos rodea y en la que vivimos. Está totalmente unido a la realidad y es de esa realidad y de tu experiencia con esa realidad que el ego saca sus datos y los clasifica y los clasificará obviamente de acuerdo a los principios y valores de la realidad misma. Para poder decirte lo que eres, el ego utiliza el mecanismo de la separación, creando un muro firme que te diferencia de lo que él considera que no eres.

Pero tú eres mucho más de lo que el ego puede creer que eres en cualquier momento de tu vida, y esta realidad en la que estamos es solo un ínfimo espectro de la gran realidad de la creación. Tu eres un ser espiritual, eres un ser multidimensional, eres un espíritu viviendo en esta realidad, eres una chispa de Dios. Pero cualquier cosa que el ego no pueda medir, clasificar, razonar, darle un sentido acorde a esta realidad, lo sacará inmediatamente de ti y dirá: esto no soy yo, esto está fuera de mí, esto es peligroso.
El ego deduce rápidamente que ésta es una realidad dual y polarizada, que todo está clasificado en bueno-malo, blanco-negro, masculino-femenino, alto-bajo etc. y, para que seas aceptado y puedas relacionarte con otras personas (otros egos) comenzará a aceptar como lo que tu eres lo que la realidad (y los otros egos), juzguen como «positivo» y descartará, esconderá y negará, todo lo que considere como «negativo». De esta manera el ego esconde todos los aspectos o cualidades de ti que considera negativas o destructivas y dice que tú no eres eso, que eso no está en ti.

El ego crece y se desarrolla a la par de ti, así que cuanto más inteligente eres tú, más inteligente se vuelve él, cuanto más evolucionas tu, más evoluciona él. Pero un ego enfermo sabe que cuanto más se amplíen tus horizontes, que cuanto menos separado estés de lo demás y del resto de la creación, que cuanto más conozcas tu realidad multidimensional y la puedas vivir y expresar, que cuanto más sanes, cuanto menos cosas vayan quedando afuera de ti, tu ser verdadero se hará más grande y fuerte y, como resultado, más pequeño y débil se hace él. El no quiere desaparecer y hará todo lo posible por seguir existiendo.
Todos tenemos ego y actuamos a través del ego, no hay porqué avergonzarse. Todos los maestros que han encarnado en el planeta han tenido un ego para poder interactuar con esta realidad. Pero estos maestros nos han demostrado lo que es tener un ego sano y ser lo que realmente somos. Nos han dejado valiosas enseñanzas para que podamos hacerlo también nosotros, pero justamente nuestros egos, que están bastante enfermos y quieren mantener el control, nos dicen que estas enseñanzas no son parte de esta realidad y no son parte de nosotros.

Una vez que entendemos como opera el ego para separarnos de nuestra esencia multidimensional, es posible detectar sus jugadas magistrales en nosotros y comenzar a cambiar y a expandirnos, educando y sanando a nuestro ego con amor, aceptación y armonía.

Negación y Proyección.
«Un Curso en Milagros» ha sido un curso que al estudiarlo, comprenderlo y aplicarlo a mi vida me ha llenado de bendiciones. A través del curso entendí cómo operan los mecanismos neuróticos en mi vida y estoy segura que son los mismos que operan en la tuya. El curso no inventó los términos negación y proyección, se los debemos en realidad a Freud, pero me ayudó a entenderlos.
Aunque no estemos conscientes de todo el odio y resentimiento que estamos sintiendo por nosotros mismos, eso es lo que a un nivel profundo nos está pasando. Nos sentimos abrumados por el miedo y el terror, sintiéndonos culpables por no ser buenos y esperando un castigo por ello. Tratamos de esconder en todo momento eso que no queremos que los demás vean en nosotros y que nosotros mismos no queremos ver y quizás así no seamos castigados con el desamor y la soledad. Nuestro ego, para podernos definir como personas buenas y ser aceptadas y amadas, alimenta todo ese resentimiento en nosotros una y otra vez. Los mecanismos más comunes que utiliza son la negación y la proyección.
Cuando nos sentimos presa del terror y el miedo y sintiéndonos muy mal, aunque no seamos conscientes de ello, ¿a quién recurrimos por ayuda?. Recurrimos a esa parte nuestra que es nuestra identidad y le pedimos ayuda. Esa parte nuestra no es más que el ego mismo. Y el ego, que está siempre dispuesto a ayudarnos lo hace muy bien. Lo primero que el ego hace es que nos dice que todo ese miedo, terror y culpa que sentimos no existe, que no es parte de lo que nosotros somos, que no está ahí. En pocas palabras lo que nos dice es que no nos preocupemos porque no estamos sintiendo ni miedo, ni terror, ni culpa. Eso es la negación y créeme que funciona a las mil maravillas.

A través de la negación las personas se pasan horas y horas frente a la TV, horas y horas trabajando. Otros se drogan o emborrachan. Otros son lectores compulsivos, siempre están leyendo un periódico, el libro de moda, algo que los ubique en algo externo y los desconecte de lo que están sintiendo. Otros son compradores compulsivos que recorren todos los centros comerciales y tiendas comprando cosas que no necesitan, ni utilizarán. Otros son eternos conversadores, contadores de chistes y anécdotas.
Hay mil formas de evasión que utilizamos para decirnos a nosotros mismos: esto desagradable que estoy sintiendo no está en mi, no existe.

Lo que sucede con la negación es que es un mecanismo débil por si mismo y, aunque al principio da resultado, no podemos negar por mucho tiempo algo que sentimos y que está allí. Así que el ego necesita otra herramienta más elaborada y también la utiliza. Y entonces lo que el ego te dice es que eso que está dentro de ti, no está en realidad dentro de ti, sino que está en alguna cosa o persona fuera de ti. Es decir, toma algo que está en tu interior y te dice que no está en tu interior sino que está en el exterior. Eso es la proyección.

Por medio de la proyección tu tomas todo tu resentimiento, tu odio y tu culpa y lo proyectas hacia afuera y al verlo afuera dices que no te pertenece. Así te dices que no eres culpable, que nunca te has traicionado, que no te has separado y consideras que no eres responsable de tu infelicidad, de tu tristeza, de tu escasez, de tu dolor sino
que otros o algo externo lo es. Todas esas cualidades y emociones que sientes pero que no quieres ver en ti por el dolor y miedo que te causan, y que por lo general son las que has calificado como negativas, las lanzas al exterior y se las adjudicas a alguien o algo en tu entorno.
Por medio de la negación y la proyección, vivimos una vida llena de miedo, pero decimos «el miedo no está en mi, sino en ti». Vivimos una vida llena de agresión, pero decimos «yo no soy agresivo, el agresivo eres tú». Vivimos una vida sin amor pero decimos «yo soy amoroso, el que no eres amoroso eres tú». Tomamos esa gran lista de pecados y decimos «yo no he pecado, el que ha pecado eres tú». Y por supuesto, después que colocamos todos los pecados en el otro, lo que queremos hacer es alejarnos del otro para no ver nuestros pecados y lo que hacemos, es separarnos física, emocional o mentalmente de esa persona, situación o cosa sobre la que hemos proyectado lo que en realidad es parte de nosotros.

El ataque y la superviviencia del ego
Si nosotros nos damos cuenta que somos mucho más que lo que el ego nos dice que somos, si nos hacemos responsables por todo lo que somos y comenzamos a cambiar la realidad hacia una realidad de unión y amor, el ego irá sanando. Su existencia neurótica depende de lo separados que nos sintamos, de Dios, de nosotros mismos y de los demás. Por este motivo, negar toda nuestra oscuridad y proyectarla a otros y luego separarnos del otro, es un mecanismo muy inteligente que utiliza el ego para mantenernos estancados. Cuanto más medito en estos mecanismos del ego, más sorprendida me quedo del grado de inteligencia de los mismos.

Al ego le encanta la culpa, si nos sentimos culpables es porque consideramos que algo que hicimos, merece un castigo. Para librarme del miedo de ser castigado, nada mejor que decir que no es mi culpa y proyectarla afuera, buscar un culpable afuera de mí. Pero el hecho de proyectar la culpa en otros, aunque aparentemente me libera a mí de todo ese miedo, en realidad lo están reforzando, porque me confirma una y otra vez que vivimos en un mundo donde el pecado existe y hay cosas horribles que hacemos y que merecen castigo y que nosotros no podemos hacer nada al respecto.
El ego nos dice, esta culpa que sientes no está en tí, está en el otro (o en una situación o cosa). Una vez que coloca la culpa en otro, obviamente el otro es el pecador, un ser con cualidades muy negativas y destructivas del cual me tengo que separar. Para separarme, lo ataco. Pero resulta que cualquier ataque a otro, seamos o no conscientes de ello, nos genera más culpa. Parece ser que sicológicamente, al hacer daño o atacar a otros, nos sentimos culpables a niveles profundos. Cuando atacamos a alguien ya sea física, emocional o sicológicamente sentimos que nuevamente hemos pecado y por lo tanto aparecerá la culpa y el miedo al castigo. Y nos preparamos para defendernos contra el castigo (el ataque), que el otro ego a su vez mandará contra nosotros. La guerra no termina y nos seguimos separando.Por Verónica Hernández

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