El Abedul según los celtas. 24 de diciembre al 20 de enero

Es el árbol del Inicio y para nosotros, los celtas, es nuestro primer mes arbóreo, que recorre el ciclo que va desde el 24 de diciembre al 20 de enero del calendario gregoriano. Por ello los druidas y celtas en general lo adoptaron como inspiración para su rueda anual y le dieron la primera letra de su alfabeto, el inicio, Beth. En él vieron la luz etérea que simboliza el dryad o espíritu del árbol.

Los druidas, hacían unas incisiones en su tronco donde recogían su savia azucarada que se utilizaba para celebraciones. Además, este ritual de la incisión en el abedul, era un gesto para liberar el espíritu dryad, en el preciso momento en el que el solo empezaba a lucir con más fuerza. En las costumbres druídicas, sin embargo, la utilización tenía un continuo uso a lo largo del ciclo anual y cada una de sus partes era un remedio o producto concreto. Mientras que las observaciones del ciclo del abedul, eran espiritualmente consideradas como la primera y la última simbolizando, la eternidad divina y la inmortalidad del alma. Su madera incluso se ha utilizado para fines más domésticos, como por ejemplo los mangos de las escobas y manufacturas de telas. Y su corteza se ha empleado para escribir. ¿Se puede dar mas?.

El abedul, está asociado en el alfabeto Ogham, a la primera de las 13 consonantes que formaron en su día, el calendario de árboles mágicos estacionales. Nuestros antepasados célticos usaban las varitas de sus ramas para tocar los senderos y alejar los espíritus y también, se utilizó para otro menester menos edificante: Dar latigazos a los delincuentes en la Gran Bretaña. En la tradición celta este árbol, nos invita a la meditación, al recogimiento a escuchar leyendas y sagas de nuestros antepasados, todo ello mientras la madera que el abedul, nos regaló quema en una hoguera. Su perfume al quemarse, nos impregna como el incienso y cuando su esencia se cuela por nuestros sentidos, nos fusionamos con la pureza de este magnánimo árbol. Su luz resplandeciente y brillante, su concentrada energía obtenida de los terrenos en los que ha arraigado nos conduce y nos guía hacia el mundo místico. Además, el simple acercamiento allí donde crece ya estimula nuestra consciencia y subconsciencia.

Poesía del Abedul

Con las livianas semillas
que al páramo trajo la brisa
vinieron con alas de aire y prisa
el adusto pueblo de las maravillas

Cruzaron la línea del rojo sendero
Destellos del sol radiante,
Los colonos de tronco austero
arraigando en el suelo, en aquel instante

Enraizadas firmes, las fértiles simientes
Crearon el bosque de nuestra memoria
Especie muda que observó nuestra gloria
Cayendo en el olvido de nuestras gentes

Protectores fuisteis, de los pueblos alados
¡Vosotros, tribu de los abedules!
La diosa os prometió los caminos dorados
Las sendas hacia los cielos azules

Recuerdos sois, de viejos santuarios
De nuestra tribu, raíces reencontradas
Sois siempre, mensajeros y emisarios
de los alados entes y de las hadas

Os nombro, entre mi gente
Para restablecer el círculo sagrado
Para madurar en el vínculo añorado
Y devenir uno, con vuestra simiente

Viejos amigos, enlazados con nuestra energía
Supremos, sabios y confidentes hermanos
Pacientes en quietud, calma y armonía
Sois nuestros misterios y enigmas arcanos

Sabemos de vuestras riquezas divinas
De vuestras cortezas y mágicas ramas
De vuestras dulces savias y resinas
Sabemos de curativas medicinas
Que sanan febriles cuerpos y ajadas almas.

Flores de abedul en nuestros cabellos
Hechizos en las noches estancas
Vuestros espíritus como destellos
en nuestras ánimas blancas

Hojas de vuestro ensueño y estrellas
De vuestro amanecer vital
Os admiramos como a hadas bellas
Cuando recorren la noche boreal

No importa las palabras que escriba
No es causa primordial
Importa, esta emoción tangible y real
Vivir lo que el árbol nos inscriba
en nuestro corazón tribal
Importa lo que el espíritu reciba
del abedul estoico y fraternal

Os abrazamos abedules
Aspiramos el aroma de vuestras flores
Saboreamos vuestros frutos de amores
soñando con Lunas Azules,
cuando la diosa, atiende nuestros clamores
¡Ya suena la danza de los abedules!

Melodías entre zarzas
La diosa muestra sus primores
La hoguera crepita en los albores
de la noche que se alza
con matices seductores.

Se oyen grullas y garzas
Con sus coros delatores
Son los compases que ensalzan
a estos árboles cantores.

Iolair Faol

fuente : http://www.telepolis.com/comunidades/losceltas/

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